El candidato al rectorado señala que una de las directrices de su mandato será evitar las iniquidades: "que en la universidad nadie se quede atrás".
El candidato al Rectorado de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, y actual rector en funciones, Rafael Robaina, señala que una de las líneas directrices de su mandato será evitar las iniquidades en el seno de la institución: “En la universidad nadie debe quedarse atrás”.
Apunta que dos conceptos clave de su mandato serán los de equidad y sostenibilidad. A este respecto, indica que la universidad es un contexto inmerso en la agenda 2030, para la cual la institución es un instrumento de implementación, pero también un agente que ha de cumplir con los objetivos. Indica que la pandemia de la covid-19 ha servido para proponer una salida a la situación a través de los fondos europeos de reconstrucción, “que deben orientarse también a evitar las iniquidades, a que nadie se quede atrás”.
Reconoce que en la universidad siguen existiendo techos de cristal y brechas salariales, “pero durante la pandemia también nos dimos cuenta de que teníamos un amplio colectivo que no tenía en sus casas un ordenador o una conexión”, porque los niveles de renta de la universidad no coinciden con los de la sociedad: “Nos estamos aburguesando y esta universidad no se hizo para eso. Tenemos que estar en la media de la renta canaria”.
Elecciones atípicas
Considera que las próximas elecciones en la universidad serán tan atípicas como lo ha sido casi toda la actividad en el centro desde el pasado mes de marzo. Señala que hay que hacer todo el esfuerzo posible para suplir las dificultades de la presencialidad en la campaña y, para ello, se muestra dispuesto a atender los debates que ha propuesto la Junta Electoral Central y algunos medios de comunicación.
La espinita de los PAS
Robaina afirma que, cumplido su primer mandato, lo que más siente es no haber estabilizado al Personal de Administración y Servicios (PAS), “un pilar de la universidad que está sufriendo altos niveles de temporalidad”. Señala que la solución al problema pasa por un amplio consenso para no generar incertidumbres por la vía de las impugnaciones y demandas.
Asimismo, considera que es necesario seguir trabajando para ampliar la plantilla del personal docente e investigador. Se requiere, indica, de un “necesario rejuvenecimiento y renovación”, algo para lo que todavía queda mucho trabajo: “Necesitamos una política de atracción y retención del talento”. Respecto del alumnado, se satisface del nivel de comunicación alcanzado, pero indica que hay margen de mejora en cuanto a las becas que se ofrecen en los títulos propios.
Regular la universidad privada
Robaina no contempla como una amenaza las universidades privadas, pero señala que debe regularse su situación. A su juicio, para que una estructura reciba el nombre de universidad debe cumplir las exigencias de la docencia, la investigación y la transferencia de conocimiento a la sociedad, “y a día de hoy no todas los cumple”. Afirma que “no es conveniente estar compitiendo con distintas armas”.