Nisa Guede Brito, responsable de explotación de la red de alcantarillado y subestaciones de bombeo de Emalsa, señala los hábitos más perjudiciales en el proceso de reciclaje de residuos.
El uso generalizado de toallitas higiénicas supone un importante problema para la red de saneamiento y la protección del medio ambiente, según señala Nisa Guede Brito, responsable de explotación de la red de alcantarillado y subestaciones de bombeo de Emalsa.
Las toallitas están compuestas de fibras sintéticas compactadas con suficiente resistencia, y aunque pueden considerarse biodegradables, no se desintegran con rapidez en el agua, llegando a tardar varios días en disolverse.
Marañas en la red de saneamiento
Al no desintegrarse tan rápidamente, “forman marañas en las tuberías que pueden crear importantes atascos en la red doméstica así como en la de alcantarillado, además de vertidos, contaminación y elevados costes de mantenimiento”, afirma Guede.
Señala que Emalsa no está en contra de su existencia, “pero debería ser de uso ocasional”. Apunta que el problema viene de su uso cotidiano y su dispensación a través del inodoro, algo que también sucede con los bastoncillos, colillas, trapos, mascarillas, aceites y grasas, que deberían depositarse en las bolsas de basura.