Nisa Guede Brito, responsable de explotación de la red de alcantarillado de Emalsa, explica los detalles de una infraestructura que abarca 900 kilómetros de tuberías.
Un complejo sistema garantiza la depuración de aguas en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, según explica Nisa Guede Brito, responsable de explotación de la red de alcantarillado de Emalsa.
Su departamento se encarga de programar, planificar, organizar y coordinar a los distintos empleados adscritos a las unidades que se ocupan del seguimiento de los trabajos que garantizan el funcionamiento de una red compuesta por cuencas, colectores, estaciones de bombeo y una red de 900 kilómetros de tuberías.
Gravedad y bombeo
El sistema se basa en aprovechar la fuerza de la gravedad para canalizar las aguas residuales desde la altura al nivel del mar. Cuando las aguas llegan a un punto bajo, los sistemas de bombeo se encargan de elevarlas para que sigan su camino hacia la depuradora.
La ciudad se compone de distintas cuencas, que permiten canalizar el agua desde los distintos puntos de la ciudad. Además, cuenta con más de 30.000 unidades de pozos de registro, que son las tapas de alcantarillado que se ven en las calles, y otras 20.000 rejillas para captar el agua de lluvia. Este sistema requiere de un continuo sistema de limpieza y, como señala Guede, nunca se insistirá lo suficiente para que la ciudadanía evite tirar colillas o papeles.