El profesor de medicina legal en la Universidad de Granada considera que solo se reacciona emocionalmente ante casos puntuales, "pero no resuelve un problema estructural".
El profesor de medicina legal en la Universidad de Granada, Miguel Lorente, asegura que la sociedad continúa viviendo “al margen” de la violencia machista, como lo atestigua el hecho de que, en las distintas encuestas, apenas un 3% lo considere uno de los problemas más importantes de España.
Factores que explican una lacra
El que fuera delegado del Gobierno contra la violencia de género señala que son tres los factores principales que ayudan a explicar esta lacra. El primero es el machismo estructural que padece España y que hace que cada día 1.600 mujeres sufran este tipo de violencia a cargo de sus parejas. Lorente indica que este machismo estructural se ve reforzado por el negacionismo de la ultraderecha, que “reafirma” a los violentos en sus posiciones.
El segundo factor son las condiciones materiales y sociales en que se desarrolla la violencia, agravadas por las dificultades y limitaciones de la pandemia de la covid-19. Señala que, superada la fase de confinamiento se observó un descenso del paro femenino, lo que permitió que muchas mujeres pudieran mejorar su situación económica y evitar situaciones de indefensión.
El tercer factor es el refuerzo que recibe el agresor cuando ve que otros hombres han hecho lo que él quiere hacer, lo que produce un efecto de imitación que no favorece la seguridad de las mujeres.
Un problema cultural
Lorente considera que la violencia machista es, fundamentalmente, un problema cultural que comienza por la equivocada percepción del estatus superior de los hombres que se produce en el marco en el que se dan las agresiones. Así, señala que el hecho de que una mujer tenga una opinión diferente a propósito de un asunto es interpretado, por muchos hombres, como agresión. A esto se añaden los mensajes negacionistas, que hace que esta percepción se reafirme: “El machismo no es una conducta, sino una cultura, por lo que no se puede combatir sin cambiar esa cultura”.
Asimismo, indica fenómenos como el de la cosificación de las mujeres en la publicidad, en las series y en las películas: “Todo influye, pues son muchos los factores que inciden en el resultado final”.
Rechaza la consideración de que los maltratadores están perturbados mentalmente, algo que, a su juicio, no ayuda a asumir “la realidad del machismo”. Asegura que es preciso un compromiso de toda la sociedad para superar este problema, compromiso que tiene que ir mucho más allá de la celebración de minutos de silencio.
Distorsión de la realidad
Señala que es muy importante tomar conciencia de la magnitud del problema y, a este respecto, recuerda que la banda terrorista ETA asesinó a 845 personas en 40 años, mientras que la violencia machista ha supuesto el asesinato de más de 1000 mujeres: “Los que echan en cara al Gobierno pactar con los herederos de ETA son los mismos que pactan con los que niegan la violencia de género. Esta distorsión de la realidad es la violencia machista”.
Medidas legales y preventivas
Lorente considera que si bien la Ley contra la violencia de género no ha conseguido todo lo que se propuso, sí es cierto que, desde su aprobación, ha supuesto que descienda el número de mujeres asesinadas.
Considera que su principal debilidad es la falta de desarrollo, porque está muy centrada en los aspectos judiciales y legales y menos en los aspectos sociales y de la prevención, “que es lo que menos se ha desarrollado y lo que puede ser lo más eficaz”.
Entiende que hay que mejorar mucho en la detección de los casos y “estar donde se observa la violencia, que no es en las comisarías sino en los hospitales y en los centros asistenciales”. Recuerda que solo se denuncia el 25% de los casos, porque es una violencia “normalizada”: “Si la sufrieran por parte de sus vecinos la denunciarían inmediatamente, pero a las mujeres se les han dicho que eso es lo normal”.
Protocolos y casos puntuales
El experto señala que casos, como el testimonio de Rocío Carrasco, tienen una escasa influencia sobre la mejora del problema, aunque algo ayudan a sensibilizar a la población. No obstante, entiende que estos casos generan una reacción “muy intensa, pero muy corta”, porque es emocional y se pone demasiado énfasis en las circunstancias del caso concreto, “pero no es la forma de resolver un problema estructural”.
Considera mucho más importante la mejora constante de los protocolos, porque cada día se aprecian nuevos elementos que no han sido tenidos en cuenta. Señala, además, que las reacciones negacionistas de la violencia de género arrecian cuando más efectivo se es en la lucha contra este mal, por lo que es necesario renovar los protocolos con frecuencia y por medio de personas formadas, “con conciencia social”.
Movimiento feminista
Lorente considera que el movimiento feminista “acierta en todo y no se equivoca en nada” en la lucha contra la violencia machista. Apunta que la definición de nuevos géneros implica que hoy se tenga que hablar de violencia de género contra las mujeres y las niñas: “La clave es poner el énfasis en la construcción cultural, por eso es violencia de género”.