La supervisora de la unidad de neurorrehabilitación del Hospital Icot Ciudad de Telde señala que una de las claves del éxito es una correcta evaluación de los daños.
El éxito en el tratamiento de las secuelas que dejan los ictus consiste en que el proyecto de rehabilitación sea sumamente personalizado, algo que, como indica la supervisora de la unidad de neurorrehabilitación del Hospital ICOT Ciudad de Telde, Mari Carmen Suárez, se consigue a través de una correcta evaluación de los daños.
En este proceso participa un equipo multidisciplinar compuesto por médicos rehabilitadores, neurólogos, fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales, que comienzan por un examen del paciente en que se detectan las necesidades que permitirán determinar los trabajos de refuerzo. Asimismo, es muy importante, indica Suárez, proporcionar indicaciones a los familiares del paciente sobre cómo pueden contribuir a mejorar la vida del familiar que ha sufrido un ictus.
Reaprender a ser
El trabajo de neurorrehabilitación consiste en lograr que las neuronas reaprendan las pautas de conducta pérdidas por las lesiones cerebrales, algo que es posible gracias a la alta plasticidad del cerebro. Sin embargo, esta no es ilimitada, por lo que se hace muy importante comenzar la rehabilitación lo antes posible.
Suárez señala que uno de los elementos claves es tratar a los pacientes como adultos, evitando infantilizarlos “en un afán de protegerlos, pero que nos lleva a dárselo todo hecho”. Es importante, en suma, “que lo que se trabaje en el centro se siga haciendo en casa”.