Jonay Acosta, silbador e investigador de la cátedra cultural de estudios bereberes de la ULL, pide retomar un expediente que fue apoyado por unanimidad y se dejó caducar.
La asociación promotora del reconocimiento del silbo herreño reclama que se vuelva a retomar el expediente de bien de interés cultural de esta modalidad comunicativa que en el caso de la isla más occidental de Canarias tiene peculiaridades que lo distinguen del gomero.
Jonay Acosta, silbador e investigador de la cátedra cultural de estudios bereberes de la Universidad de La Laguna, señala que el silbo herreño está documentado desde 1891, cuando un antropólogo francés lo detectó entre panaderos herreños que trabajaban en Las Palmas de Gran Canaria. Recuerda que el reconocimiento del de la Gomera es de 1867, por lo que se puede decir que se descubren casi en el mismo momento.
El experto afirma que el silbo herreño tiene las suficientes peculiaridades e historia para ser reconocido, sobre todo por su coincidencia con el habla especial de los habitantes de esa isla. Al expediente del BIC se sumaron las dos universidades canarias, de tal forma que la ponencia técnica lo reconoció por unanimidad. No obstante, por “motivos políticos” ese expediente caducó y Acosta entiende “que se debe recuperar como bien para toda Canarias”.
Fluidos, terminales y recordadores
Afirma que esta modalidad está en peligro de extinción, porque solo hay diez silbadores fluidos, capaces de emitir y entender cualquier mensaje. Hay otros que pueden emitir determinados mensajes más o menos estereotipados (silbadores terminales) y, finalmente, se ha detectado un centenar de recordadores, que lo entienden bien, pero no son capaces de emitir por haber perdido la dentadura.