Santiago Medina Gil, empresario y aficionado a la numismática, ha tardado treinta años en demostrar que fue acuñada en Sevilla en 1513.
El descubrimiento de la primera moneda usada en Canarias comenzó como es habitual en el trabajo historiográfico: por una casualidad. En los años ochenta, Santiago Medina hizo una de sus habituales visitas a un mercadillo en Las Palmas de Gran Canaria y adquirió varias piezas en mal estado sin saber que entre ellas estaba la primera usada en las islas: “Casi se podría decir que fue la moneda la que me localizó a mi”.
Lo que pensó que era trabajo de un fin de semana, se tradujo en más de treinta años de estudio para poder descifrarla, tanto por el deficiente grado de conservación como por la falta de documentación.
Sevilla, 1553
Tirando del hilo pudo localizar un documento que hacía referencia a la acuñación de monedas en Sevilla para todo el Archipiélago. Años después aparecieron otros documentos de que en 1513 se había acuñado esta moneda en la capital hispalense, legajos en los que se describía, además, cómo debían ser acuñadas las piezas. Todos los detalles coincidían con las que había encontrado.
Medina indica que muchas de estas piezas conservaron su valor hasta 1775, debido a la escasez de monedas y a la enorme cantidad de monedas falsificadas que circulaban entonces.