La presidenta de la asociación de empresarios constructores y promotores de la provincia de Las Palmas, apunta a las dificultades burocráticas y los desequilibrios en el mercado de trabajo.
La presidenta de la asociación de empresarios constructores y promotores de la provincia de Las Palmas, Salud Gil, afirma que el sector vive en estos momentos en una situación “dual”, pues, por una parte, atraviesa las mismas dificultades que toda la sociedad debido a la subida de los precios, pero, por otra, vislumbra importantes oportunidades gracias a los distintos fondos disponibles: “Ahora hay dinero”.
“Siguen haciendo trampas”
Señala que, en lo que respecta al encarecimiento de las materias primas y los otros costes, la dificultad es “extrema”, como lo demuestra el hecho de que, en el conjunto de España, más de mil licitaciones hayan quedado desiertas. Este problema se complica, indica, porque muchas administraciones encargadas de licitar obra pública “siguen haciendo trampa” en su afán de ahorrar dinero a costa de las infraestructuras públicas.
Y sin embargo, indica, “se nos ponen delante muchas oportunidades con los fondos europeos o los planes de promoción de vivienda”. A este respecto, afirma que actualmente existe mucha demanda de viviendas, aunque no se está construyendo lo que la sociedad necesita, “sobre todo los jóvenes, las familias incipientes y los mayores que quieren cambiar de ubicación”. Afirma que si bien las administraciones cuentan con los promotores y los constructores, “el sistema tiene vocación negacionista y te recibe con desconfianza”.
Disfunciones en el mercado de trabajo
Asimismo, pone de relieve la “disfunción” entre la oferta y la demanda de trabajo en todos los sectores: “Hay miles de parados y empresas buscando trabajadores”. Considera que se gasta mucho dinero en la formación, pero no siempre da los resultados deseados.
Entiende necesario que las administraciones cuenten con el asesoramiento de los constructores para poder certificar las habilidades entre los parados y que estos puedan incorporarse al sector. Afirma que los salarios no son una excusa, “porque el que menos categoría tiene cobra 20.000 euros anuales”.