El cineasta Javier Chavanel señala la categoría de «evento» que ha adquirido el deseo del público por ver las dos películas.
Barbie y Oppenheimer están batiendo récord de recaudación gracias a que la asistencia a las dos películas se ha convertido en un evento social, congregando a personas que, por sí mismas, tal vez no hubiesen acudido a ver alguna de las dos.
La fiebre del cine
El cineasta Javier Chavanel indica que esta «manía» tiene su origen en unas declaraciones del actor Tom Cruise señalando que iría a ver las dos películas. A partir de ahí se ha creado la fiebre por asistir a los pases, algo que no viene mal a una industria que no ha tenido un año demasiado bueno: «El fenómeno nos retrotrae a algo que hace mucho tiempo que no sucedía».
Chavanel señala que Oppenheimer es una película que «arrasa» al espectador, ya que todo invita a la inmersión en la trama, con unas escenas muy claustrofóbicas, la música envolvente y, sobre todo, la dirección de Christopher Nolan.
Respecto de Barbie, Chavanel señala que funciona muy bien como crítica feminista al capitalismo hecha con mucho ingenio, «aunque puede pecar de creerse más graciosa de lo que es y es muy repetitiva en los chistes».
Sound of Freedom
Chavanel señala también el éxito de Sound of Freedom, filmada en 2018 pero no estrenada hasta ahora, con muy buena recaudación. Trata de un funcionario de Estados Unidos que forma un grupo para liberar a niños sometidos al comercio en Sudamérica. Su éxito quizás se debe a los actores Jim Caviezel y Eduardo Berástegui, también productor, que están relacionados con el movimiento Quanom, muy cercano a Donald Trump.