A los treinta años de edad, es nadador profesional olímpico y ha sacado adelante dos carreras, a pesar de sufrir una parálisis cerebral.
Alejandro Rojas es un ejemplo de superación personal a través del deporte, en este caso la natación, en la que ha alcanzado el nivel profesional y participado en los Juegos Paralímpicos de Tokio.
Con treinta años de edad, padece desde nacimiento de hemiparesia lateral izquierda, lo que no ha sido óbice para estudiar las carreras de Educación Física y Magisterio. Actualmente, trabaja en la Federación de Deporte Adaptado y en un club de natación.
Hasta la última oportunidad
Se siente orgulloso de haber contribuido a dar visibilidad al deporte adaptado, al que llegó con trece años, pero le hubiese gustado hacerlo antes. Comenzó a hacer rehabilitación hasta que la natación se convirtió en un ejercicio de alto rendimiento. Apunta que es muy importante rodearte de personas adecuadas «que sepan dar los consejos oportunos para seguir avanzando».
Considera que visibilizando las discapacidades es como se avanza en igualdad y «en una sociedad más justa». Ahora se está preparando para los Juegos de París, en el que hay un nivel muy alto: «No sé si voy a llegar, pero lo voy a intentar hasta la última oportunidad».