Su propietario, Fermín Otamendi, recuerda que es la sexta más antigua de España, fundada en 1775.
Bodegas El Grifo es mucho más que una bodega. Se trata de todo un símbolo en la cultura gastronómica de Lanzarote, algo que enorgullece a su actual copropietario, Fermín Otamendi.
Hoy es la sexta bodega más antigua de España, fundada en 1775, «a pesar de que Lanzarote fue la última isla en incorporarse al cultivo de la uva». Desde entonces han cambiado mucho las cosas, y, al comienzo de su gestión lo primero que hicieron, algo por lo que fueron muy criticados, es adelantar la vendimia un mes, lo que es «una herejía» en el sector. Así, pueden disponer hoy de vinos blancos, de malvasía volcánica, con un gran cuerpo y muy apto para acompañar todas las comidas.
Indica que las elaboraciones actuales se hacen «con mucho más mimo que antes» y requieren de un gran trabajo, no siempre exento de riesgos.
Una demanda superior a la oferta
La producción de Bodegas El Grifo se agota cada año, lo cual no es siempre una buena noticia, pues Otamendi considera que es una muestra de que la isla no puede dar más: «La demanda es superior a la oferta», algo que no es fácil de resolver. Apunta que se puede avanzar por la vía de recuperar terrenos, lo cual es, a su juicio, una buena noticia para el sector primario.