El catedrático de Empresa y Turismo Digital de la ULPGC afirma que aún queda abierta la duda de si algún día será capaz de emular las emociones, los anhelos y esperanzas de los humanos.
El catedrático de Empresa y Turismo Digital de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Jacques Bulchand, afirma que aunque la inteligencia artificial ha avanzado muchísimo en los últimos meses, aún dista mucho de ser completamente fiable.
Señala que sigue estando presente el problema de si todo lo que entendemos como inteligencia humana es codificable mediante programas de ordenador. A este respecto, no duda de que pueda adquirir mayor conocimiento que el de cualquier ser humano, pero otra cosa es que, en algún momento, pueda llegar a tener sus emociones, anhelos, esperanzas, etcétera.
Impacto sobre el empleo
Considera que también es, por el momento, difícil de estimar el impacto que tendrá sobre el empleo. Según un estudio que llevó a cabo recientemente, no será fácil que pueda sustituir a mucha de la mano de obra del sector turístico a corto plazo: «El riesgo de eliminación es un poco menor o más a largo plazo de lo que se podía esperar»
A este respecto, afirma que han detectado que una limpiadora de piso realiza hasta cuarenta y una tareas distintas, muchas de las cuales requieren de una gran precisión manual que los robots aún no pueden emular.
Considera mucho más factible que la inteligencia artificial pueda eliminar, o al menos reducir, el trabajo burocrático en sectores como la medicina, donde la tecnología puede ayudar a humanizar las relaciones entre médicos y pacientes.
Estupidez artificial
Bulchand pone algún ejemplo de respuesta dependiente del contexto en el que se demuestra que a la inteligencia artificial aún le falta mucho para poder proporcionar algunas respuestas que son muy sencillas para los humanos. A este respecto, entiende que lo razonable es pensar en un modelo de cooperación entre este tipo de tecnologías y los seres humanos.
Señala que un modelo no cooperativo podría crear una sociedad más desigual, en la que las máquinas podrían sustituir el trabajo humano. Asimismo, entiende que es precisa la transparencia e indicar en todo momento cuándo se ha utilizado la inteligencia artificial en determinadas actividades.