El presidente de El Hierro reprocha al Gobierno canario el intento de politización de la tragedia del pasado sábado.
El presidente de El Hierro, Alpidio Armas, del PSOE, afirma que «no se debe pasar por caja a los muertos» como, a su juicio, ha intentado hacer el Gobierno de Canarias, cuando, el pasado sábado, dos consejeros del ejecutivo de Fernando Clavijo, se personaron en la isla con la intención de acudir al tanatorio donde se encontraban los cuerpos de los fallecidos en la tragedia migratoria del pasado sábado.
«Hay cosas con las que no se puede hacer política»
«Me parece el lugar más inconveniente», afirma Armas, que no considera que el tanatorio sea la ubicación apropiada para convocar a los medios de comunicación y hacer declaraciones: «Hay cosas con las que no se puede hacer política».
Armas destaca la enorme tragedia que ha vivido la isla este fin de semana, desde que el pasado sábado, en torno a la 1:00 de la madrugada, los servicios de emergencia recibieron una llamada desde una embarcación que se encontraba a unos cuatro kilómetros de El Hierro con 84 personas a bordo.
Posteriormente se ha podido confirmar que eran unas noventa personas, de las que se han podido recuperar con vida a unas 28, contabilizando nueve fallecidos y 53 desaparecidos. Armas indica que, al parecer, los migrantes se pusieron de pie en la embarcación y esta volcó, cuando la mayoría de estas personas «no saben nadar». Afirma que las dos embarcaciones de Salvamar que acudieron al rescate se encontraron con escenas dantescas, escuchando gritos que no detectaban de donde procedían debido a la oscuridad.
Armas señala que los supervivientes permanecen en el CATE de San Andrés, salvo algunos que han sido derivados al hospital. Ahora se procederá a su filiación y, a partir de ahí, se derivarán a Tenerife. Espera que en tres o cuatro días comiencen a aparecer algunos cadáveres, dependiendo de las corrientes.
Situación de los menores: «Deberíamos comenzar por la casa»
Sobre la situación de los menores que acoge El Hierro, Armas señala que se trata de unos 350 menores, que, en términos de proporción sobre la población, es como si en Tenerife hubiera 30.000. A este respecto, afirma que cuando «se pone el grito en el cielo pidiendo solidaridad a otras comunidades, deberíamos comenzar por la casa» y ver si hay otras islas que están haciendo sus deberes.