Esta conductora de GLOBAL tuvo la oportunidad de ir entrar de forma voluntaria en un ERTE, pero ella prefirió seguir trabajando porque se sentía “segura y útil”. “Al salir a trabajar te despejas, te metes en tu rutina diaria, y no tienes tan presente las preocupaciones”.
Recuerda cómo en los primeros días de la pandemia sentía mucha incertidumbre, más preocupación que miedo. Una vez entró el vigor el Estado de Alarma y bajó el número de usuarios, los trabajadores se sintieron más tranquilos y protegidos.
Al principio “nadie se lo terminaba de creer y no eran conscientes del riesgo” pero a medida que fueron saliendo datos de contagios y fallecidos “la gran mayoría de los viajeros ha sido consciente de la situación”. “Hay gente empática que se pone en tu pellejo y comprende que las normas no dependen del conductor, y también hay gente menos empática. De hecho a día de hoy todavía hay gente que es reacia a cumplir con la normativa que obliga al uso de mascarilla en el transporte público. Pero la mayoría lo ha entendido·, indicó.