El presidente de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos de Canarias (COAG-Canarias), Rafael Hernández, se satisface de que la situación de incertidumbre producida por la salida del Reino Unido de la Unión Europea se resuelva el próximo 31 de enero, pero alerta de que en el período de transición, hasta el 31 de diciembre de 2020, en el que se negocia el acuerdo "nos jugaremos bastante". Señala que ese será un período de transición a efectos de las ayudas, pero la incertidumbre vendrá de la posible caída de la libra, pues eso encarecerá las importaciones y podría suponer ventajas competitivas para Marruecos.
"Un agricultor no se improvisa"
Hernández recuerda que los ingresos de los agricultores vienen de dos fuentes. Por una parte, las ayudas de las distintas administraciones y el mercado. A este respecto, el mercado produce otras incertidumbres, como la competencia desleal de otros países debido a los bajos costes laborales y a los precios de agua. Así, señala que en el caso de Marruecos el agua es gratuita debido a la extracción de los ríos. Respecto a las ayudas, los agricultores esperan que cuanto antes haya un gobierno nacional constituido para que se puedan elaborar unos presupuestos que permitan que lleguen las ayudas, "que no son ningún privilegio, sino el cumplimiento de una ley".
Otra de las incertidumbres provienen de la alta media de edad de los agricultores, pues cada año se producen en torno a 200-300 jubilaciones que no se reemplazan en la misma media: "Un agricultor no se improvisa. Es una profesión que requiere mucha formación y mucho tiempo".
Sin tiempo para leer las etiquetas
Hernández pone énfasis en las bondades de las producciones agrícolas, no solo para la economía local, sino también para la protección del medio ambiente. Así, señala que una hectárea de plataneras se "traga" al año cinco toneladas de CO2: "Si estamos preocupados por el cambio climático, las producciones agrícolas son auténticos sumideros de carbono". Por ese motivo, apunta que no se puede seguir en la línea de importar productos alimentarios, pues "cuando consumimos en kilómetro cero, estamos favoreciendo la economía circular y la producción local y contribuyendo a la conservación del medio ambiente". Considera que, en líneas generales, el consumidor trata de comprar el producto local, "pero el problema son las prisas, que hace que la gente no se pare mucho a leer las etiquetas".