A partir de los cuarenta y cinco, mejor prevenir que curar

La doctora Lucía Guillén, de Hospitales Universitarios San Roque, nos detalla la amplia variedad de exámenes de salud para detectar anomalías que aún no se han convertido en enfermedades.

Cuando se cumplen los cuarenta y cinco años de vida es ideal comenzar a hacerse exámenes médicos generales de forma regular, pues así es posible prevenir el desarrollo de muchas enfermedades, así como diagnosticar precozmente otras, algunas de las cuales pueden poner en peligro gravemente la salud.

Así lo considera la doctora Lucía Guillén, de Hospitales Universitarios San Roque, para quien lo fundamental de toda exploración es que esta se realice “de forma personalizada, completamente adaptada a la edad, el sexo, los antecedentes personales y familiares, así como hábitos de vida de cada persona, pues de esa forma podemos ser más específicos a la hora de detectar posibles riesgos para la salud”.

Exámenes específicos según sexo y edad

El chequeo médico comienza por una entrevista en la que el facultativo valora tanto la historia familiar y personal del paciente como su estilo de vida. A la entrevista le siguen una serie de pruebas generales y otras específicas según sexo y la edad que se tenga. Así, señala la doctora Guillén, mientras que, en los hombres se realiza un examen de las posibles patologías urológicas, en las mujeres se hace un minucioso examen ginecológico. Asimismo, si las personas sobrepasan los sesenta años, es conveniente hacer exámenes auditivos y oftalmológicos, “aunque lo fundamental no es seguir al pie de la letra un listado de chequeos según edad y sexo, sino hacer a cada persona los exámenes que se consideren necesarios según su particular situación y estado de salud”. En cualquier caso, a todas las personas se les realiza un examen cardiológico y respiratorio con sus pruebas correspondientes y una analítica completa de sangre y orina.

Exámenes con regularidad

La frecuencia de los exámenes de salud, señala la doctora Guillén, se debe ir acortando con la edad. Así, antes de los cuarenta y cinco años generalmente, una persona sana solo requiere el control por parte del médico de atención primaria, que determinará las pruebas necesarias en situaciones concretas. A partir de los cuarenta y cinco años, es cuando sería conveniente hacerse un chequeo médico, cada dos años si no hubiera ninguna razón que aconseje repetirlos con menor frecuencia. A partir de los cincuenta años, en cambio, es muy recomendable hacerse un chequeo anualmente.

La doctora Guillén enfatiza la importancia de llevar a cabo estos chequeos con la regularidad adecuada, pues la detección precoz de una enfermedad puede evitar su desarrollo o bien aminorar la gravedad de ésta. Así, señala, en un examen rutinario de la piel se pueden diagnosticar determinadas manchas o lunares con potencial para convertirse en algo más serio como los cánceres de piel, “que si se detectan a tiempo pueden curarse, pero que si su diagnóstico se retrasa pueden complicarse afectando a la salud general".

Chequeos específicos para deportistas

En Hospitales Universitarios San Roque se llevan también a cabo chequeos más específicos como los Chequeos Deportivos aconsejables en los casos en los que una persona va a comenzar a practicar algún deporte de cierta intensidad. Entonces es conveniente hacer un examen más minucioso: cardiovascular y respiratorio, que incluye, además de una ecografía del corazón, una prueba de esfuerzo. De esta forma, señala la doctora Guillén, se puede evitar que el sobreesfuerzo repercuta seriamente en la salud, al tiempo que se minimiza la posibilidad de que las personas sufran lesiones por la práctica de un ejercicio intenso.

El chequeo médico se realiza, generalmente, en un solo día, aunque es posible organizar las pruebas para adecuarse a la actividad laboral del paciente. De antemano, señala la doctora Guillén, no podemos determinar a priori, cuantas pruebas se llevarán a cabo “porque en eso consiste la personalización de la atención: en que nos adaptemos a lo que cada paciente necesita y a sus preocupaciones en particular”.

Mejor prevenir que curar

La doctora Guillén llama a olvidar los habituales tópicos sobre los exámenes médicos, pues “no benefician en modo alguno la salud”. Así, considera un error pensar en que el “algo te encontrarán” cuando lo cierto es que “si encontramos algo es porque ese algo ya existía y por tanto se podría convertir en un futuro más o menos cercano en una patología muy incómoda para el paciente. Así el objetivo del chequeo es por un lado prevenir y por el otro poner soluciones cuanto antes”. Asimismo, nos invita a que pensemos que ante una posible enfermedad “no sirve de nada esconderse. Si notamos un malestar o algún dolor persistente, lo mejor es ponerlo en conocimiento del médico lo antes posible”, apunta la especialista de Hospitales Universitarios San Roque.