Víctor Quintana, director general de la compañía, recuerda que los empleados son los dueños de la empresa de transporte terrestre de Gran Canaria.
En el año 1973, el Cabildo de Gran Canaria puso en orden el transporte público de personas, terminando con la época de los transportes 'piratas'. En aquel año se crearon dos rutas, la del norte, que fue adjudicada a la empresa Utinsa, y la del sur, que se concedió a la empresa Salcai. En el año 2000, ambas empresas se unieron bajo el nombre de Global Salcai-Utinsa, en una fusión que Quintana califica de "modélica".
En Global, los trabajadores son los dueños de la empresa, formando una especie de cooperativa: "Es muy difícil que este tipo de empresas dure tanto tiempo, porque hablamos de 730 dueños trabajadores. Algo se habrá hecho bien".
Socialmente rentable
Considera que la empresa presta un buen servicio público, con "buenas frecuencias de líneas y un parque de vehículos renovado". Asegura que en otros sitios, se ponen servicios solo donde son económicamente rentables, mientras que en la isla se ha apostado por asegurar los servicios "en lugares donde es socialmente rentable". De salvar la diferencia entre lo económico y lo social, se encarga el Cabildo, que fija la frecuencia mínima de los servicios y el precio máximo. El ciudadano paga en torno al 60% del precio del servicio.
Quintana señala que gran parte del éxito de la empresa es la "cultura" de los trabajadores: "Va en el ADN de los trabajadores esforzarse por cumplir los servicios". Asegura que los usuarios valoran más las frecuencias y el tiempo del recorrido que el precio, y señala que la utilización mayor o menor del transporte público está en función de su agilidad.