Emilio Cuevas, director del Centro de Investigación Atmosférica de Izaña; Carlos Castilla, doctor en Ciencias Económicas de la ULL; Javier Arístegui, catedrático de Ecología de la ULPGC, y Aridane González, presidente del Comité de Expertos para el Cambio Climático, Economía Circular y Azul debaten sobre los retos medioambientales y económicos a los que se enfrenta el Archipiélago.
Una exigencia política
Emilio Cuevas, director del Centro de Investigación Atmosférica de Izaña, señala que el cambio climático es consecuencia del sistema desarrollo del sistema económico y energético y que ha generado un problema “tremendo” que afectará a generaciones durante décadas. Considera que Canarias no sufre tanto sus efectos cuando se la compara con las zonas del Mediterráneo o las dos Castillas, “pero aquí también está teniendo lugar, con consecuencias en la vegetación”.
Recuerda que el cambio climático “mata”, pues influye sobre las olas de calor, la modificación de las poblaciones de insectos que trasladan enfermedades y genera más polvo en la atmósfera: “No mata de una forma directa como el Covid-19. Es más silencioso pero mucho más letal”. Asimismo, acentúa que el coronavirus es un tema episódico, mientras que el cambio climático nos afectará durante muchas generaciones.
Entiende que, para combatirlo, hay que actuar sobre el transporte y la movilidad, cambiando el modelo, pues el parque automovilístico canario es de los mayores de Europa: “Es un asunto que ha de ser prioritario, afecta a la salud y al paisaje”. Apunta que en energía también es preciso actuar, aprovechando los recursos del sol y el viento, al tiempo que es precisa la concienciación social, a través del consumo racional, la reducción del gasto de energía y “lo más importante: exigir a los poderes públicos que lo incorporen en sus programas políticos para modificar el sistema económico y energético. Y que lo cumplan”.
Desarrollo sostenible
Carlos Castilla, doctor en Ciencias Económicas y Empresariales de la ULL, coincide en que el sistema económico “insostenible y senil” en el que vivimos ha causado el problema climático “como uno de tantos”. Señala que lo que hasta hace poco se veía como cosa “de locos” ahora se están viendo sus consecuencias.
Considera que el único camino es el desarrollo sostenible, como se viene reconociendo desde la Cumbre de Río, y recuerda que este desarrollo se construye localmente y se basa entre pilares: el agua, la energía y los alimentos. Apunta que en Canarias se ha avanzado en la cuestión del agua, pero no tanto en en los otros dos. Particularmente, considera que la soberanía alimentaria debería ser la primera prioridad, pues tiene importantes efectos sobre la salud, la seguridad y el paisaje: “El coronavirus demuestra que lo que no podemos perder son los alimentos”.
Afirma que es preciso un cambio radical, pues “no podemos seguir batiendo récords de turistas. Es una contradicción total”. Recuerda que la naturaleza es muy agradecida, “su capacidad de regeneración asombra” y señala que el ser humano es parte de esa naturaleza y “nada impide una relación armoniosa y sostenible. Debemos ser conscientes de que somos uno con los demás y uno con el planeta”.
Combatir a los negacionistas
Aridane González, presidente del Comité de Expertos del Gobierno de Canarias para el Cambio Climático, Economía Circular y Azul, señala que la crisis climática y la del coronavirus están de alguna manera relacionadas, pero son distintas porque el cambio climático requiere de medidas que han de ser incluso más duraderas en el tiempo. Coincide con los demás contertulios en que el cambio climático se genera por los gases de efecto invernadero tras la revolución industrial, un desarrollo desalineado con otros sistemas que ha llevado al planeta “a unos limites de impacto que son muy urgentes”.
Señala que los negacionistas del calentamiento global se aprovechan de las fake-news: “Antes se podría contrastar mejor la información” y asegura que lo que hay que decirle es que “los datos son datos y estos no engañan y están hace muchos años en la mesa”.
Considera que Canarias parte con ciertas desventajas por las regulaciones restrictivas anteriores, pero hoy tiene la oportunidad por su capacidad de acumular conocimiento e implementar acciones concretas en materia de energía: “Lo que se necesita es sinergias entre la comunidad científica y las administraciones públicas”. Apunta que la ventaja de Canarias reside en la posibilidad de exportar ese conocimiento.
Medidas solidarias nada fáciles
Javier Arístegui, catedrático de Ecología de la ULPGC y Miembro del Instituto de Oceanografía y Cambio Global, señala que los efectos del cambio climático han de combatirse urgentemente, pues no se puede esperar más tiempo. No se trata solo de los efectos de la industrialización, sino también del incremento de la población humana, por lo que es algo que no solo afecta a los países industrializados: “Por tanto han de ser medidas solidarias y no es fácil”.
Entiende que el negacionismo siempre va a existir y llama a “ignorarlo y acumular cada vez más evidencias. Hoy tenemos más que antes y dentro de diez años tendremos más que ahora. Los modelos temporales se ajustan cada vez más a las realidades”.
No es muy optimista sobre que la pandemia cambie las tendencias, porque considera que países como China pueden incrementar su producción de la forma más barata y por medio del carbón. Pero entiende que el aspecto positivo de la crisis sanitaria es la respuesta solidaria de la ciudadanía.