El investigador y sociólogo nos habla de la burbuja inmobiliaria, los fondos buitre y los efectos de empresas como Airbnb.
Gil asegura que es "muy difícil" que se repita una burbuja inmobiliaria como la del 2008, "que se construyó durante doce años y en una situación económica diferente, con mayor facilidad de endeudamiento". Pero eso no significa que no estemos viendo "otro ciclo de burbuja diseñada desde el Congreso", a través de instrumentos como las socimi (Sociedades Anónimas Cotizadas de Inversión Inmobiliaria), dedicadas a la adquisición, promoción y rehabilitación de activos urbanos para su arrendamiento y con amplias ventajas fiscales.
El experto asegura que instrumentos de este tipo generan precios de monopolio y ficticios así como una revalorización de la vivienda como activo financiero. Y esto en un país que, como España, "es el primer país de la UE con mayor número de viviendas vacías".
Vivienda vacacional
En este mercado incide, además, el problema de la vivienda vacacional. Gil afirma que todo decreto de regulación debe contemplar que no se pueda sustituir la vivienda en alquiler a largo plazo por vivienda vacacional: "Debe prohibirse ese proceso especulativo como entiende toda la regulación internacional. Pero en España estamos lejos de llegar a ese punto".
Asegura que el plan de vivienda del Gobierno es "ineficiente", porque "financia parcialmente la burbuja inmobiliaria". A su juicio, es necesario "parar la burbuja, no inyectarle fondos públicos". Para eso deben hacerse políticas a largo plazo, "y lo más inmediato es regular los precios de los alquileres e introducir las viviendas vacías en el mercado". Señala que en España el alquiler se ve como "un fracaso". Lo que se necesita, para remediarlo, es "un mercado libre y asequible, y eso se debe generar políticamente, como se hace en Viena o Ámsterdam".