La bióloga Carolina Martínez Pulido nos habla sobre el sesgo machista en la representación de la mujer en la iconografía de la evolución.
Martínez señala que cuando pensamos en la evolución humana, “lo primero que nos llega son las imágenes, lo que se ve en los museos, en los programas de televisión, etc.”. Son imágenes, dice, que, en su inmensa mayoría, “poseen una falsa neutralidad, porque están cargadas de una pesada carga ideológica androcéntrica”. En esas imágenes se considera al varón “la figura más importante, la que aparece haciendo actividades importantes, mientras que las mujeres aparecen evolutivamente estáticas: ociosas o amamantando a los niños”. A este respecto, cabe preguntarse si sólo han evolucionado los hombres y si sólo ellos han participado en la creación de la cultura y de la tecnología.
Apunta el caso de las estatuillas paleolíticas con forma de mujer, datadas entre hace 35.000 y 18.000 años, y extensamente difundidas por toda Europa. En ellas se representa la figura humana con forma de mujer con sus caracteres sexuales meticulosamente tallados, lo que dio paso a todo tipo de especulaciones. Recuerda que su descubrimiento, a finales del siglo XIX, “fue muy revolucionario” y que, por su forma, se las relacionó con la diosa de la fertilidad o con objetos eróticos para el uso masculino. “Las interpretaciones han ido aumentando a lo largo del tiempo, pero, salvo en la última década, han tenido un sesgo muy machista”. Hoy día, la presencia de fibras vegetales en esas figuras, hace pensar en el uso de la primera tecnología elaborada por los seres humanos. Y en la medida de que esa tecnología manipulaba elementos vegetales, se considera que fueron confeccionadas por unas mujeres “que tuvieron un lugar central en las sociedades”. Así, se considera que el relieve de los órganos sexuales apunta a la necesidad de subrayar “que eran mujeres”.
Por este motivo, descarta pensar “que las mujeres fueran pasiva o dependientes, pues en ese caso se hubiesen muerto de hambre esperado por la comida o por las herramientas”.
Lamenta que, ahora, se esté está tratando de introducir figuras femeninas en los museos “con carácter erótico, lo cual es otra forma de sexismo”. Eso demuestra, a su juicio, “hasta qué punto está integrado el machismo en el pensamiento humano”.