Jovanka Vaccari y el doctor en Biología Eduardo Angulo Pinedo debaten sobre la influencia del físico en la posibilidad de que las mujeres se dediquen a las ciencias.
Ante la celebración el próximo día 11 de febrero del Día internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, Vaccari y Angulo abordan el hecho de que, a pesar de todo lo que se ha avanzado en este campo, no se acaban de conseguir los resultados deseados “porque no se tienen en cuenta todos los factores”.
Estos factores que han quedado excluidos, dice Angulo, tienen que ver con el hecho de que la evolución se basa en dos elementos: la supervivencia y la reproducción. Y esta última se basa en objetivos distintos según el sexo: para los hombres, extender sus genes; mientras que las mujeres tienen que desarrollar estrategias orientadas a asegurar la supervivencia de las crías a través del compromiso del macho.
Según Angulo, hay que evitar “dos errores: considerar que todo lo natural es bueno y que todo lo que tiene que ver con la genética es inamovible”. Los seres humanos disponen de la posibilidad de la cultura y la educación, lo que permite “considerar malo lo uno y cambiable lo otro. Y debemos animarnos a cambiarlo, además”.
Techo de cristal
Angulo considera que uno de los factores que determina la carrera científica de las mujeres tiene que ver con el físico. “El atractivo físico de las personas tiene mucho que ver en cómo los consideramos. Eso influye en cómo las mujeres llegan a la ciencia”.
Así, apunta un experimento desarrollado en Tel-Aviv y Boston en el que demuestra que el atractivo de los hombres se relaciona con su posibilidad de incrementar el sueldo, mientras que el de las mujeres se relaciona con la posibilidad de atraer más parejas. Otro estudio, esta vez en Inglaterra, demuestra que el atractivo físico influye en el interés de lo que cuentan los divulgadores de la ciencia. Y otro en Estados Unidos afirma que el atractivo influye en el puesto que se ocupa en la jerarquía científica. Así, las mujeres obtienen mejor puntuación como maestras que como científicas. Las personas estudiadas “ven a las mujeres más como maestras que como científicos. Y esto es porque en nuestra sociedad tenemos asumido que las mujeres tienen que ser maestras y no científicas. Eso hay que conseguir cambiarlo”.
Según Angulo, “esto no anima a las chicas jóvenes a estudiar ciencia” porque “las niñas se asustan de las exigencias de la ciencia” en un mundo que les impone, además, ser “perfectas y atractivas”. La solución pasa por divulgar a las chicas que esto no es inamovible y, para ello, propone llevar a las mujeres científica a las escuelas “para que los jóvenes entiendan lo que es hacer ciencia y mostrarles que no somos sacerdotes nada”.
Eduardo Angulo
Eduardo Angulo es profesor retirado de Biología Celular de la UPV/EHU. Su investigación sobre la relación entre células y tejidos con el medio ambiente le hizo merecedor de la publicación de más de un centenar de artículos en revistas nacionales e internacionales.
Autor de Julio Verne y la Cocina, La vuelta al mundo en 80 recetas (2005), Monstruos, Una visión científica de la Criptozoología (2007) y El animal que cocina, Gastronomía para homínidos (2009). Ha colaborado en el libro colectivo Misterios a la luz de la Ciencia (2008). Desde 2007 publica los blogs La Biología Estupenda y Cine, Literatura y Medio Ambiente. Colaborador en radio.