El presidente de la CEOE de Santa Cruz de Tenerife, José Carlos Francisco, valoró en unos 2.500 millones el importe de inversiones que están paralizadas en Canarias por problemas burocráticos y de legislación restrictiva.
Según el ex consejero del Gobierno canario, “hay excedentes para invertir en Canarias que no se pueden acometer porque la legislación se lo impide” ya que, a su juicio, “la legislación, la aplicación y la interpretación de la misma siguen siendo restrictivas”.
Estas restricciones tienen su origen en el año 2000, cuando “se cambió el chip en Canarias, se pensó, tras varios años de crecimiento, que estamos crecimiento demasiado en un territorio pequeño y legislamos para parar el desarrollo, para ralentizarlo. Los efectos los empezamos a notar años después y todavía nos estamos resintiendo de aquellas decisiones”.
A este respecto, señaló que los proyectos inversores se ven paralizados en Canarias por la acción de dos grupos: los “anti” y los “mía”. Así, definió a los “anti” como “los que nunca se mueven, los que no construyen nada, pero que han destruido muchas cosas. Los que solo se mueven cuando otros hacen algo. Eso abunda en nuestra sociología particular”. Por su parte, los “mía” son “los mediocres inoperantes activos, que son los que aplican e interpretan la ley” de forma restrictiva. Para librarse de estos dos obstáculos, Francisco proponer “legislar menos y de forma más sencilla” como sucede con la Ley del Suelo, que “deroga cuatro leyes y solo por eso merecería la pena darle el favor”.
Alarma social por la pobreza
Francisco señaló que los datos que afirman que el 45% de la población canaria vive en régimen de exclusión “crean alarma social injustificada, un debate político sesgado y no ayudan a resolver los problemas”. Esto es así porque “en estos análisis deberíamos llegar a un consenso sobre cómo se hacen”, pues si bien “es cierto que hay un nivel de pobreza alto, no creo que la mitad de la población sea pobre”. A su juicio, “estamos dentro del rango de los países desarrollados, somos una zona económica con estándares de país desarrollado y no de estándares de un país en desarrollo”. Por ese motivo, “un pobre en Canarias es más pobre que un pobre danés, pero mucho más rico que un pobre marroquí o mauritano”.
El presidente de la CEOE insistió en que la crisis segó muchos empleos, “en los dos últimos años está habiendo una situación mejor, creando empleo, creciendo un poco más, estamos mejor, aunque no como deseamos estar”.
En su opinión, nos encontramos en un ciclo económico positivo pero que está determinado “por la influencia de factores externos. Tenemos tipos de interés en sus mínimos históricos, lo cual es enormemente positivo, el precio del petróleo está también en valores históricos adecuados. Pero eso no depende de nosotros”. Por ese motivo considera que “tenemos que replantearnos si el turismo tiene que estar limitado en su oferta, si podemos desarrollar más las actividades relacionadas con la tecnología, si se puede aprovechar más la logística de los puertos. Necesitamos generar nueva actividad económica para generar nuevos empleos”.
Para este fin, es preciso acompasar el sistema educativo con el mercado laboral: “No ha sido uno de nuestros éxitos la formación, ni la universitaria ni la formación profesional. A veces damos formación que no es demandada en el mercado de trabajo. Y para lo que demandamos no hay gente suficiente”.
Reparto de los presupuestos
El que fue miembro del Gobierno canario consideró que el debate sobre las inversiones en cada isla que prevé el presupuesto de la Comunidad supone discutir “una parte nimia del gasto total”. Así, en un presupuesto de 8.200 millones, “lo que están discutiendo son 500 millones”. Se trata de un debate “más demagógico y la gente lo entiende mejor que un análisis más global”. Sin embargo, “hacer una inversión territorializada pulcra es imposible cada año”, por lo que las valoraciones deben hacerse en franjas temporales más amplia y “no darle una importancia extrema que pierda de vista los 7.500 millones restantes”.
Cataluña no será ya motor económico
Francisco considera que la deriva independentista “va a afectar a la economía española y a la economía catalana” hasta el punto de que esa comunidad “no va a seguir siendo el motor de la economía española”.
“Ni los efectos se van a sentir a corto plazo ni las soluciones son a medio”, afirma asegurando que “las consecuencias van a ser tan graves, que muchos se darán cuenta de que la independencia era un engaño”.
Lo que es seguro es que “habrá un antes y un después. Si el después tiene como solución a medio y largo plazo una votación por la independencia, no me resultaría nada extraño, pues es un camino posible. No me parece un escenario de ciencia ficción”.
A ese respecto, es difícil valorar si los independentistas han logrado sus objetivos: “Hay elecciones el 21 de diciembre en las que se verá si el independentismo ha ganado o ha perdido. La clave de este asunto es la gente que no va a votar en las elecciones autonómicas. Si esa gente va, quizá los partidos no independentistas puedan ganar las elecciones. Si siguen sin ir, las pueden volver a perder”.
Sobre la actuación de Rajoy, Francisco afirma que “no me hubiese querido ver en el pellejo. La solución era una mala u otra peor. No me gustaría criticarle porque creo que no ha sido fácil, pero no creo que haya salido tan mal del embate”.