El catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria afirma que una parte de la población "ha dado la espalda" a la cocina tradicional canaria.
Luis Serra Majem es autor del libro Mi transición nutricional. La Dieta Mediterránea, en el que defiende la necesidad de cambiar nuestras pautas de consumo alimentario: "Podemos hacer una cierta revolución para recuperar nuestros hábitos y nuestra salud". En general, afirma, comemos bien, "pero una parte de la población ha dado la espalda a la comida tradicional canaria, que es un modelo de dieta mediterránea". Asegura que hemos ido cediendo terreno a las fast food porque no ha habido una defensa de nuestra dieta: "hay que trabajarlo".
El problema es que se ha perdido el sistema alimentario, "a los jóvenes se les ha ofrecido trabajo en la construcción y han renunciado al trabajo en el campo, es lógico". No obstante, afirma que hay posibilidades de recuperar el sector primario con pequeños proyectos que potencien el consumo de los productos locales: "De lo que se trata es de recuperar la producción, incrementar la soberanía alimentaria", algo que "no se puede hacer en dos días" porque es una destrucción que se ha producido en "treinta años". Defiende que se puede conseguir, "pero no de la noche a la mañana".
Alimentación: mejor en las escuelas
Serra Majem asegura que hoy día los niños están mejor alimentados en los colegios que en sus propias casas, porque en las escuelas se ha hecho "un gran esfuerzo" para proporcionar la alimentación infantil. Lo que preocupa es el niño "que no se queda a comer en el colegio" porque en muchas casas existe el "problema cultural" de alimentar a los niños con productos elaborados, como las galletas: "La mayoría de las galletas no se deben tomar, llevan cereales refinado, aceite de palma, no tienen nada que ver con las galletas que se hacían hace treinta o cuarenta años". A este respecto, asegura que cualquier esfuerzo que se haga para cocinar en casa "es bastante". No se trata de un problema de tiempo, sino de motivación: "Lo que sucede es que las opciones más apropiadas no son las más fáciles y somos muy cómodos".
La mala alimentación produce obesidad, que es la puerta de entrada a muchas enfermedades. Asegura que hay una "memoria histórica del hambre" que lleva a que los padres que han pasado una infancia con necesidades tienden a sobrealimentar a sus hijos. Tras la obesidad viene el problema de las dietas de adelgazamiento, en las que el peso se recupera en menos de un año: "Esta pérdida y ganancia de peso es peor que mantener el sobrepeso". Defiende que se fije el objetivo en no engordar más "y a partir de ahí, tratar de perder peso".
Alerta contra mitos alimentarios como la necesidad de suplementos de vitamina B12, algo que lo que no hay carencias salvo en personas mayores, que pueden tener déficit de absorción: "Los suplementos deberían estar prescritos por los profesionales, evitando los intereses comerciales".