Hoy nos han visitado dos personas que han sufrido la facilidad del despido que se ha producido desde la aprobación de la reforma laboral en 2012. Raquel González, ex monitora de un conocido gimnasio de Las Palmas de Gran Canaria, estuvo trabajando un año y ocho meses de forma ininterrumpida y al pedir la baja por stress laboral fue despedida.
Por otro lado, Manuel Paredes, empleado de un hotel como freganchín y con un 36% de discapacidad, ha sido dado de baja y ni la empresa de responsabilidad social ni la mutua le pagan en esta situación.