«El debate falso de las torretas eléctricas de Fuerteventura»

Comentario inicial de Fco. Javier Chavanel, director de El Espejo Canario.

El próximo martes comparecerá en el Parlamento canario el consejero de Industria del Ejecutivo, Pedro Ortega, a petición de Nueva Canarias. Ambos datos son importantes: la comparecencia de Pedro Ortega, consejero independiente por CC, y la petición de responsabilidades por parte del otro grupo nacionalista, Nueva Canarias. Traducción: una vez fracasada la moción de censura para desalojar a Fernando Clavijo del Gobierno se abren nuevos escenarios de litigio. El próximo está en Fuerteventura, en un auto reciente de la Sala de lo Contencioso que ordenó paralizar cautelarmente los parques eólicos de la isla al llenarse el paisaje de torretas aparentemente poco estéticas con el entorno.

No se discute, por lo tanto, si Fuerteventura debe tener luz o no —cosa que nos satisface enormemente— sino cómo se transporta la luz, si a través del aire, en superficie y mediante torretas o, bien, soterrando los enlaces. En este sentido no hablamos de una isla cualquiera. Hablamos de la isla que más ceros energéticos colecciona, ceros energéticos que significan ausencia absoluta de luz durante varios días al año no consecutivos. Cada vez que hay un cero, como es normal, hay igualmente un parón completo de la actividad económica de la isla. De modo que se está jugando con las cosas del comer.

Nueva Canarias en su afán por desgastar a Clavijo cree que en el asunto de las torretas conseguirá dividir a Coalición Canaria. La información la tiene a través de Paulino Rivero, expresidente del Gobierno de Canarias, en enfrentamiento permanente con los que le sucedieron y no le permitieron continuar en el Ejecutivo otros cuatro años; y a través de Mario Cabrera, expresidente del Cabildo majorero y actualmente parlamentario. Cabrera también está peleado con el mundo desde que sus compañeros no le permitieron seguir en ese Cabildo. El que mueve el resentimiento de ambos es Román Rodríguez, convertido en esta legislatura en una especie de ‘rayo que no cesa’ pero que no terminan de cuajar ninguna de sus estrategias.

Antes de que empiece esta discusión que pretende ser una resurrección de la polémica con el petróleo de Repsol, convirtiendo a Red Eléctrica en la empresa ejecutora del proyecto, con ribetes medioambientalistas, con pretensiones de aunar a toda la izquierda en una macromanifestación colectiva que dure todo lo que dure la legislatura, donde las grandes mentiras se impongan a las verdades sencillas, hay que dejar algunas cosas claras.

PRIMERA. Es Bruselas quien determina que todos los países de la Unión Europea tienen que tener diseñados sus parques eólicos antes del 31 de diciembre de 2018, exactamente dentro de dos años. Lo que se construya de aquí a dos años es lo que se desarrollará bajo el paraguas europeo; lo que no se haga de aquí a esa fecha queda fuera, lo cual quiere decir que sería un bofetón extraordinario a todo lo que tiene que ver con lo renovable en un Archipiélago que sólo tiene un 6% de energías limpias.

SEGUNDA. Fue la consejera socialista Paquita Luego quien, en los minutos de descuento con Paulino Rivero recogiendo sus cosas del despacho, la que determinó la ubicación de las torretas de Fuerteventura. Si se equivocó o no la responsabilidad es suya, no del gobierno actual… Mario Cabrera parece un tonto despechado. En vez de lanzar sus alaridos contra Red Eléctrica, empresa de la que dice que no hay nada que negociar o contra el consejero Ortega, que no ha planificado nada en este territorio, debiera de hacer una pequeña autocrítica y poner su lanza en dirección a Luengo o hacia el propio Rivero, su amigo conspiranoico del alma… Por qué decidieron esa línea y no otra más ambientalista este programa lo desconoce. Con seguridad no lo hicieron ni con mala intención ni por deseos de perjudicar a nadie. Lo hicieron así porque eran conocedores de la directiva europea y, sobre todo, en el caso de Luengo, porque quería estimular de una vez por todas la inversión empresarial por las renovables, después de haber estado paradas más de diez años. Por su parte, Red Eléctrica no tiene responsabilidad alguna. Se limitó a implantar las torretas donde le dijeron.

TERCERA. Para los que dicen que había que soterrar la línea. Jugar con el dinero ajeno es muy fácil, jugar con el tuyo es otra cosa bien distinta. Los ecologistas, o los pretendidamente ecologistas, sostienen que es mucho  mejor soterrar… Desde luego, desde el punto de vista económico, soterrar una línea significa gastarse seis veces más que colocarla para que pase a través de una torreta. Esa es una razón. Además de ellos, distintos especialistas sostienen que soterrar no sólo es más caro, sino también menos seguro. El acceso a la línea es mucho más próximo para distintas elementos que intervienen a ras del suelo y debajo del suelo. Los técnicos de la UE lo aclararán en próximas fechas. Serán ellos los que digan cómo debe pasar la energía y me temo que decidirán que a través de las torretas. Es decir, el futuro y el progreso no siempre es cómodo. Ni siquiera a veces es bonito. Pueden ser agradables las consecuencias, pero la forma de llegar a ellas no son precisamente las que quisiéramos.

Pero así son las cosas: o las coges o las dejas.

Por eso estamos ante una falsa polémica. En el asunto del petróleo no había oro negro. Durante cuatro años Canarias y el Estado se enfrentaron en un duelo terrible sin existir ni una gota de petróleo que extraer. En esos cuatro años Canarias se convirtió en una autonomía apestada, ninguneada, y más empobrecida que las demás autonomías. Eso sí: teníamos una causa noble por la que luchar, una reivindicación que nos transformaba en héroes, una manera de sentirnos intocables pensando que habíamos frenado el alma codiciosa de una multinacional. Directamente: no cabe mayor estupidez que la que hubo por parte de este ejército nonista de la izquierda radical en ese periodo funesto.

Ahora lo que tenemos son unas torretas que dañan la vista de algunos majoreros pero que transportan la energía renovable que los vincula al progreso. Creen que el enemigo es el Gobierno de Canarias, pero esto depende de Bruselas y, sobre todo, depende del sentido común. Eso sí: depende del tamaño de la cacerolada para que alguna cosa grave suceda. Por ejemplo que Red Eléctrica salga escopeteada del Archipiélago… Que le dé las gracias a Soria por darle el monopolio de este paraíso pero que no quieren seguir ni un minuto más donde la locura y los esquizofrénicos mandan. Y si eso pasa también pasará que Red Eléctrica podría abandonar el proyecto de Chira Soria, donde Gran Canaria tiene la esperanza de extraer un 25% de energía renovable para un futuro limpio y venturoso. Y quien estará detrás empujando a Red Eléctrica al barranco será Nueva Canarias, quien en su ansia ciega de perjudicar a Clavijo puede que sea capaz de perjudicar sus propios intereses en la única isla donde gobierna un Cabildo.

Que a nuestra clase política le falta un hervor ya lo sabemos. Tenemos abundantes pruebas de ello. Que prefieren matarse por sus intereses personales y dejar a un lado los intereses generales, es la costumbre. Las cabras vuelven al monte con este debate falso sobre las torretas de Fuerteventura.