Basilio Valladares: «Canarias tiene que ser el referente del desarrollo de la ciencia en África Occidental»

Basilio Valladares en los estudios de El Espejo Canario

Basilio Valladares en los estudios de El Espejo Canario

→ «Se dijeron muchos disparates durante la pandemia y ahora tenemos los antivacunas» → «El daño de la culebra californiana es enorme y motivado por la irresponsabilidad de una persona que la trajo como animal de compañía»

El ex director del Instituto de Enfermedades Tropicales, Basilio Valladares, se muestra «muy satisfecho y agradecido» por el reconocimiento del Premio Canarias de investigación e innovación 2024. Ahora, desde la atalaya de los años, considera que Canarias está en condiciones de ser el referente del desarrollo de la ciencia en África Occidental 

Instituto de Enfermedades Tropicales

Catedrático de Parasitología de la Universidad de La Laguna, licenciado y doctorado en farmacia, diplomado en sanidad y especialista en análisis clínicos, afirma que en un primer momento le interesó el campo de los medicamentos, por lo que inició los estudios de farmacia, pero pronto cambió de interés por la parasitología. 

Entonces comenzó a interesarse por las enfermedades tropicales y, junto con otros investigadores, pensaron que sería importante para Canarias contar con un centro que investigara estas patologías. A partir de ahí nació el Instituto de Enfermedades Tropicales, cuya creación oficial fue en el año 2001, aunque ya se venía trabajando en la idea desde los años ochenta. 

Valladares considera que la creación del instituto es la prueba de que en Canarias hay muy buenos investigadores, «pero se necesita establecer unas líneas prioritarias de investigación», porque no se puede hacer ciencia en todas las áreas cuando se tienen recursos limitados. 

Entiende que la ubicación geográfica de Canarias empuja a ser líderes en el avance científico de la zona del África Occidental y de toda la Macaronesia, centrándose en las materias que son propias de esas áreas. 

Aprendizaje de la pandemia

Valladares recuerda que la pandemia de la covid-19 fue, en un principio, «desconcertante», pues no invitaban a pensar en una extensión de carácter mundial como la que, finalmente, se vivió.

No obstante, destaca la rápida respuesta de la ciencia, pues, a finales de diciembre se conoció el virtus y antes del día de Reyes ya estaba secuenciado el genoma a partir de la cual se generó el PCR y comenzó a comercializarse. 

«Se comprobó que había una gran capacidad para realizar buenos diagnósticos en poco tiempo» y el Instituto de Enfermedades Tropicales se puso al servicio del Servicio Canario de Salud «y en unas semanas teníamos ya preparados los test».

Los antivacunas

Señala que, durante la pandemia, se dijeron «demasiados disparates y bulos» por parte de muchas personas, lo que ha generado un problema con los antivacunas, «cuando se sabe que hasta la aspirina tiene efectos secundarios». 

Prefiere quedarse con los aspectos positivos, como el hecho de haber podido mantener la economía a través de la rápida actuación de los Estados, con una gran capacidad de ejecutar los distintos fondos de ayuda.

La irresponsabilidad personal

El científico señala que uno de los problemas que debe afrontar el Instituto de Enfermedades Tropicales es la recurrente llegada de mosquitos a las islas. Se satisface de que, hasta ahora, hayan podido resolver todas las entradas, permaneciendo un pequeño problema en el barrio de Piletas, en la capital de Gran Canaria, en el que se sigue trabajando para eliminar el pequeño foco. 

Asimismo, alerta de los problemas que ocasionan actitudes personales irresponsables, como es el caso de la culebra californiana, del que no cree que haya una solución definitiva y entiende que lo que hay que evitar es que invada otras islas. 

«Se debió a la irresponsabilidad de algunas personas que quieren traer esos animales de compañía y cuando se hartan las sueltan en el campo». Señala que, el caso de la culebra californiana es muy difícil porque se reproduce «con una facilidad tremenda». 

Afirma que han llegado a conocer el caso de una persona que se dedicaba a coleccionar monos, que introducía en las islas «de estraperlo»: «Nos podía haber creado un problema impresionante por las infecciones».