Llegó con dieciséis años a las islas procedente de Gambia y tras trabajar durante tres años para pagar el viaje. Ahora estudia cocina en la Fundación Canaria El Buen Samaritano.
Boubacar Sow llegó a Canarias hace tres años, con dieciséis años de edad. Procedente de Gambia, en busca de “una vida mejor”, se embarcó una noche en un cayuco con otras ciento cincuenta personas, tras trabajar duramente durante tres años para poder cumplir el sueño de “viajar a Europa”. Fueron nueve días de viaje, los cuatro últimos sin agua ni comida. Llegaron a Los Cristianos, en el sur de Tenerife.
Durante dos o tres semanas estuvo acogido en un centro de menores, pero la prueba ósea determinó, erróneamente, que era mayor de edad. Boubacar y sus compañeros fueron recluidos 59 días en un CIE de Hoya Fría. Un día, la policía les dijo que eran libres y se trasladaron al albergue municipal de Santa Cruz de Tenerife, donde conocieron al presidente de la Fundación Canaria El Buen Samaritano, José Félix Hernández, el padre Pepe. Ahora Boubacar estudia cocina en esta institución y colabora con los comedores sociales.
“Tener un trabajo”
Afirma que, durante su estancia en los centros de acogida, tenía miedo de que lo devolvieran a su país de origen, y agradece al padre Pepe que se ofreciera a enseñarle español y lo acogiera en el curso de cocina. Señala que le gusta cocinar, cuidar a los mayores y, en general, “tener un trabajo”. Asegura que no ha tenido experiencias de racismo: “Todo ha ido bien”.