La actriz y humorista grancanaria interpreta el personaje de Isora en la adaptación de la novela ‘Panza de burro’, una obra «que toca todos los palos de la realidad canaria».
Delia Santana, actriz y humorista grancanaria, afirma que si se quiere «sobrevivir» del teatro en las islas, hay que dedicarse, al menos, a cuatro proyectos al mismo tiempo, lo que supone un enorme esfuerzo: «Es un mundo super precario».
No obstante, se considera una «afortunada», porque trabaja en televisión, en la adaptación teatral de la novela Panza de burro, de Andrea Abreu, y en otros proyectos, pero eso no hace que se desvanezcan las incertidumbres, «porque te pueden cancelar en cualquier momento».
Un papel muy difícil
Santana desempeña el papel de Isora en las representaciones de Panza de burro, una experiencia que le ha supuesto una gran satisfacción, tanto por la calidad de la obra como por la de poder trabajar con un «gran equipo humano». En cualquier caso, señala que representar el papel es «muy difícil» debido a la complejidad de la obra.
«Maravillada y llorando»
A este respecto, alaba la actitud de Andrea Abreu, que no quiso participar en el proceso creativo de la adaptación teatral y dejó completa libertad a la dirección y a los actores. Indica que ni siquiera asistió a las pruebas: «La vimos cinco minutos antes de estrenar. Imagina nuestras caras». Destaca que, al final de la representación, la autora estaba contentísima, algo que no se puede fingir. Al final del estreno vino maravillada y llorando».
La economía del turismo
Sobre las posibilidades de la obra para representarse fuera de Canarias, Santana indica que muchas palabras canarias pueden no entenderse, pero la situación que se representa y lo que se quiere comunicar es perfectamente comprensible en cualquier lugar del mundo.
Particularmente, indica que lo que subyace en el trasfondo es la economía del turismo: «Lo bonito del libro que toca todos los palos de la realidad canaria», y en este caso destaca la idea de ese «papel film» que se establece entre los «guiris» y una niña de 10 años: «Parece que hay que ceder tu vida a limpiar las habitaciones de los guiris. Esa parte es terrible».