El catedrático de Farmacología Clínica y director del máster de Bioética en la Universidad de La Laguna es partidario de que se vacunen prioritariamente miembros del gobierno y personas con responsabilidades clave.
Señala que la eficacia conocida de las vacunas se refieren a los resultados de los ensayos clínicos con 40.000 pacientes. De los 20.000 a los que se puso la vacuna, contrajeron la enfermedad 8, mientras que en el grupo de control la contrajeron 170. Apunta que las diferencias de eficacia entre las distintas vacunas no tiene tanta importancia como el hecho de que la mayor parte de la población esté vacunada, “porque eso es lo que corta la transmisión”.
Sobre la seguridad de las vacunas, señala que los estudios del ensayo mostraron los clásicos efectos adversos de las vacunas. El centro de vigilancia farmacológica de Canarias sigue recogiendo datos sobre las reacciones adversas, que es “muy baja, lo esperable y sin ningún caso grave”.
“Situación fantástica en Canarias”
Sanz llama a sustituir el miedo al virus por el respeto. Considera que Canarias está en una situación “fantástica”, por las medidas adoptadas por el gobierno y la actitud de la población. Los hospitales no están saturados y el 95% de los contagiados está en su casa “sufriendola como un síndrome gripal”. Afirma que lo que preocupa es que haya una gran cantidad de pacientes que requieran hospitalización y saturen el sistema sanitario. A este respecto, indica que una parte fundamental del trabajo consiste en conseguir fármacos con las que se pueda tratar a las personas que llegan a las UCI.
Aspectos éticos de la vacunación
Sanz señala que una vez que ya se ha vacunado a los mayores residentes y a la mayor parte del personal sanitario, el siguiente paso lo constituyen los mayores de 80 años y el resto de la población “a la mayor velocidad posible”. Sobre los casos de personas que se saltan los protocolos, llama a la “responsabilidad”, aunque a título personal cree que ciertos estamentos, como los miembros del gobierno y quienes deben controlar las funciones del país, deben vacunarse primero: “Es algo difícil de concretar y para eso existe un comité ético”.
En cualquier caso, no le parece adecuado negar la segunda dosis a las personas que se han saltado el protocolo: “No tiene sentido desperdiciar una dosis” y no cree que pueda haber reclamaciones jurídicas al respecto.