La profesora del departamento de Sociología y Antropología de la Universidad de La Laguna defiende que se trabaje en prevenir la demanda.
Esther Torrado, directora del informe sobre la prostitución en Canarias recientemente presentado en el Parlamento, considera que es injusto que el estigma de la prostitución recaiga sobre las víctimas y no sobre los consumidores. Por ese motivo aboga por "cambiarlo de lugar" y llevar a cabo políticas de prevención que frenen la demanda.
En su informe señala que no hay un perfil definido de hombres consumidores de prostitución: "Se corresponden con toda las tipologías". Lo que los diferencia, afirma, es el tipo de discurso. Por una parte, está el misógino "que habla de ellas como viciosas" y el mercantilista, "que considera que es un derecho acceder al cuerpo de las mujeres previo pago".
El perfil de las mujeres víctimas de la prostitución es el de la vulnerabilidad económica y administrativa, extranjeras y con hijos a su cargo. Una gran parte de ellas ha sufrido violencia machista a manos de sus parejas, de los proxenetas o de los propios demandantes, que no suelen reconocerlo: "Son mujeres que no tienen otras opciones, no solo las que están en la calle, sino las que están en centros de masaje, etc.". La captación de estas mujeres se produce de varios modos, a través de coacciones, como la trata, o directamente porque las mujeres buscan una forma de salvar una situación económica grave. Afirma que antes se llegaba a la prostitución por la droga, pero ahora "se llega para comer" y después se entra en las droga.
La experta afirma que lo peor de la situación es la "normalización", producto de la falta de políticas públicas de educación afectivo-sexual: "Se pierde la empatía con las mujeres". Recuerda que la prostitución existe porque la sociedad no es igualitaria.