→ «La ayuda tiene que ser temporal y a cambio de algo, no para que la persona esté sin hacer nada» → «La tasa Arope ha sofisticado demasiado la medición de la pobreza, tal vez para que no sepamos de qué hablamos»
El director de Cáritas Diocesana de Canarias, Gonzalo Marrero, señala que, en la sociedad canaria, hay muchas personas que han dejado de luchar para salir de la pobreza y prefieren quedarse en casa recibiendo una ayuda: «El sistema está equivocado».
Canarias, con el 32%, es la segunda comunidad con más población en riesgo de pobreza o exclusión social, según ha señalado la tasa Arope, una forma de medición de la pobreza que a Marrero le parece «muy sofisticada», hasta el punto de que «parece que lo que pretende es que no nos enteremos de qué estamos hablando».
Recuerda que las tasas de pobreza severa miden aquellas situaciones de las personas que no tienen lo suficiente dinero para llegar a fin de mes, mientras que el riesgo de exclusión social se mide a través de otra serie de indicadores, como no tener dinero para asumir gastos imprevistos o no poder pagarse unas vacaciones.
Un modelo asistencial «equivocado»
Marrero considera que el sistema asistencial español está «equivocado», pues estimula que las personas dejen de luchar y sus capacidades quedan inutilizadas: «En situaciones de emergencia hay que utilizar la ayuda, pero ésta tiene que ser temporal y a cambio de algo».
Indica que Cáritas ha tenido que hacer un esfuerzo para pasar de un modelo asistencialista a un modelo basado en la reinserción, y gracias a ese cambio, ahora el 58% de los que asiste la organización están insertos en la sociedad con un puesto de trabajo: «Lo que no podemos fomentar es la cultura asistencialista, que solo deteriora a la persona y la sumerge en los problemas de salud mental y adicciones».
Distribución de la riqueza
Marrero entiende que el problema de fondo para entender la pobreza es que, en España, la riqueza está mal distribuida, un problema aún más acentuado en Canarias. Y una de sus lacras es la aparición de la economía sumergida. Asimismo, indica, «vemos un incremento progresivo de niveles de corrupción que se vinculan con las cosas más inverosímiles».
Frente a esto, lamenta que la indignación del 15-M fuera «secuestrada» por la política, «se convirtió en un partido y comenzó a funcionar dentro de los carriles del resto de los partidos».