El que fuera jefe del ejecutivo de Canarias se muestra contrario a una paga vitalicia, pero sí a que se cubran los gastos de representación o su asistencia a órganos consultivos.
El que fuera jefe del Ejecutivo canario en los períodos 1983-1987 y 1991-1993, Jerónimo Saavedra, se muestra contrario a que los expresidentes del Gobierno canario reciban una paga vitalicia por haber ejercido el cargo, pero afirma que el trato que se les da es “indigno”, algo que explica por la falta de “autoestima”.
Pensión de 2.200 euros
Saavedra, que afirma que vive de una pensión de 2.200 euros, que obedece a sus 43 años como profesor universitario y al derecho que le asiste, como alto cargo, a recibir la cuantía más alta, señala que, con ese sueldo no es posible asistir todos los días a restaurantes y que, cuando acude a alguno, es porque lo invitan.
Afirma que, más allá de la pensión, es poco digna la indiferencia a los expresidentes desde el punto de vista protocolario, pues las leyes no les reconocen su estatus. Asimismo, indica que en actos como el Día de Canarias, cuando se celebran fuera de Gran Canaria, tiene que pagar los gastos de desplazamiento y estancia, salvo en el último año, que fue abonado por el Gobierno canario: “Eso explica que muchos ex presidentes no acuden cuando se celebra en otra isla”.
En contraposición, afirma que cuando se invita a un exministro a Canarias se le paga la conferencia, “pero cuando es una persona de aquí, no se le paga. Nos falta autoestima”.
Cosas que no se pueden decir públicamente
No cree que los expresidentes del Gobierno puedan ser integrados mecánicamente en el Consejo Consultivo, porque es un órgano jurídico con debates técnicos. Ahora bien, entiende que puede existir un órgano de consulta constituido por los ex presidentes, cuyos gastos de asistencia a las reuniones se pueden cubrir con los presupuestos. A este respecto, indica que hay muchas cuestiones que no se pueden decir públicamente, pero sí en un foro de personas que tienen o han tenido la misma responsabilidad.
Llama a aprender del respeto institucional del Reino Unido en estos días en que se celebra el funeral de la reina Isabel II.