La consejera insular de Turismo da por perdida la temporada de verano y espera "salvar los muebles" con el mercado canario y peninsular.
La consejera de Turismo del Cabildo de Fuerteventura, Jessica de León, afirma que la isla se enfrenta a una “emergencia social” si no se garantiza la supervivencia del sector turístico, pues más del 50% de la población activa de la isla se encuentra en el paro o acogido a un ERTE.
Afirma que durante el año 2020 desapareció el 9,7% del tejido productivo de la isla, por lo que la economía insular “está en la UCI” y no le llegan las ayudas, “y cuando llegan son engorrosas y nada ágiles”. Destaca que las patronales turísticas ya han hecho una campaña para salvar el turismo, resaltando las actuaciones necesarias, que no siempre consisten en “poner cifras millonarias”, sino también de una exención de tasas o la eliminación de las restricciones para acceder a las subvenciones: “O ayudamos a las pymes o el sector cierra, y recuperarlo será mucho más difícil que mantenerlo”.
Considera que si el 50% de la población activa de la isla está en paro o en un ERTE, lo que significa que “Fuerteventura tiene que ser el epicentro de las ayudas al sector” antes de que se convierta en un problema “y una emergencia social”. Para ello no solo se necesitan ayudas inmediatas, sino también a largo plazo, estudiando la amortización de los créditos ICO, la exención de algunas tasas y tributos y agilizar las administraciones para que puedan dar respuesta a tiempo.
“Optimismo realista” sobre el turismo
De León señala que en estos momentos de incertidumbre, además de optimistas hay que ser “realistas”, pues es una situación “muy complicada” y no se disponen de todas las herramientas para volver a recuperar la operatividad. Afirma que van llegando reservas para la temporada de invierno de una forma más estable, “porque existe la demanda”, lo que abre la puerta a cierto optimismo: “Pero a las ganas de venir hay que unir que hayan vuelos que lleguen a la isla”. Sobre la temporada de verano llama a ser “realistas” y augura que será muy parecido al anterior, en el que volverán a “salvar los muebles” el mercado canario y el peninsular.
Considera imprescindible un estudio para saber si el potencial turista ha interiorizado la necesidad de hacerse un test para viajar y qué tipo de test es necesario. Defiende la viabilidad del pasaporte sanitario por cuanto genera certidumbre a la persona que tiene que hacer el gasto y cree que es posible con la Ley de Protección de Datos y las directrices europeas. Apunta que lo que resulta contraproducente es “seguir debatiendo y generando inseguridad”.