El arquitecto y urbanista defiende las bondades del biourbanismo, una forma de entender las ciudades como ecosistemas, "como sistemas vivos y priorizando el entorno de vida".
Juan Palop-Casado, arquitecto y urbanista, considera llegado el momento de acometer la “desindustrialización” del turismo canario. Señala que el ámbito turístico va a poner a prueba nuestra capacidad en los próximos años y, “sin entrar en la crítica del modelo”, que considera que no es su cometido, indica que es preciso orientarse hacia su sostenibilidad.
Biourbanismo: las ciudades como sistemas vivos
Indica que el marco en el que hace estas consideraciones es el del biourbanismo, consistente en entender las ciudades como ecosistemas, “como sistemas vivos, priorizando el entorno de vida”. Apunta que la idea de la sostenibilidad es “resolver un problema y, [al mismo tiempo], resolver cuatro más”, y no como se ha hecho hasta ahora, es decir, “resolver un problema y crear otros cuatro”. Por tanto, indica, “la sostenibilidad es una llamada a encajar nuestra manera de vivir en los sistemas medioambientales en que vivimos, y eso es lo que hemos hecho muy mal en los últimos cincuenta años”.
Considera que los arquitectos urbanistas no son más que “una pieza en un engranaje”, pues todo ha de empezar por un cliente “ambicioso” que quiere contribuir a esa transición.
Huella de carbono en el turismo
A este respecto, señala que en Canarias se consume una media de 150 litros de agua al día por persona, y en el sector turístico la cifra alcanza los 400 litros. Este agua es considerada un residuo que se tira al mar, pues “se ha perdido la cultura de aprovechar el agua”. Por ese motivo entiende que es preciso poner en marcha mecanismos que permitan su reutilización, consiguiendo así una reducción de la huella de CO2: “Es una oportunidad para comenzar a pensar cómo hacer que los turistas vuelvan a casa con una huella de carbono cero”. Una de las soluciones propuestas es que toda el agua gris y negra del sector turístico pueda biodepurarse y utilizarse para el riego.
Señala que Canarias ha sido hasta ahora un modelo de éxito del turismo “industrializado”, pero considera que si se ha podido hacer eso “se podrá hacer lo otro”: “Es el momento de desindustrializar. Más que responder a las demandas del mercado, hay que trabajar sobre la oferta”.
Reserva de la biosfera de Arrecife
Pone de ejemplo el proyecto de Reserva de la biosfera de Arrecife de Lanzarote, en el que el Cabildo de la isla les encargó que pensaran la ciudad como si fuera un ecosistema. Así, su equipo de trabajo estuvo caminando por la ciudad todas las semanas, observando el proceso por el que una ciudad árida “se inunda dos meses al año”.
Se trata, dice, de una metáfora “perfecta” de Canarias, “que creció contra sus propias dinámicas, entendiendo que el agua no era un recurso, sino un residuo”. Por eso, el proyecto trata de aprovechar el agua de lluvia, evitando que los arrastres de plástico lleguen al mar y redirigéndola hacia ámbitos donde pueda ser aprovechada sin que incurran gastos en energías para depurar un agua que no lo necesita.