Tomás Luis Martín Rodríguez, juez titular del juzgado número 3 de Las Palmas de Gran Canaria, recalca que el objetivo de la "casa de la infancia" es proporcionar un entorno amigable y no perturbador.
Un juzgado canario, concretamente el de instrucción número 3 de Las Palmas de Gran Canaria, será pionero en toda España y Europa en la implantación de un proyecto piloto para adecuar a la capacidad y circunstancias de los menores los procedimientos de violencia contra la infancia y la adolescencia. Así lo afirma el titular del juzgado y director del proyecto, Tomás Luis Martín Rodríguez, que apunta que el objetivo de la “Casa de la infancia” es dar respuesta a las recomendaciones del Consejo de Europa sobre la adaptación de la justicia a los menores en asuntos como evitar la comparecencia física y cuantos elementos puedan perturbar su desarrollo: “Se trata de proporcionar un entorno amigable y no perturbador”.
La instalación comenzará ahora su construcción, para lo cual ya está licitada y adjudicada la obra, aunque aún está en proceso de revisión por un equipo de arquitectos especializado en espacios infantiles.
Será un juzgado especializado, pero mientras no esté la norma aprobada y se modifique la Ley Orgánica del Poder Judicial, no será exclusivo de este tipo de delitos. Martín apunta que, además de unas instalaciones apropiadas se requiere una formación específica por parte de las personas que trabajan en el juzgado, algo para lo cual lleva formándose más de dos décadas.
Tipología de los delitos
Apunta que los delitos que predominan en su ámbito son los de la violencia intrafamiliar y contra la libertad sexual de los menores, y, en mucha menor medida, la trata de personas cuando incluye a menores. Sin embargo, otros delitos como los menores expuestos a violencia de género, el bullying o la desaparición de menores no entran en la la tipología en la que se desarrolla este proyecto piloto.
Apunta que Canarias está en la media del país en este tipo de delitos, matizando que España se sitúa en unas cifras que no son las más elevadas del entorno, pero, por las circunstancias de la víctima, se trata de delitos lo suficientemente graves para hacer todos los esfuerzos por perseguirlos y por juzgarlos en las menores condiciones para los menores.