La secretaria general de Cáritas, Caya Suárez, nos explica que la imagen de la pobreza en Canarias podría ser representada por una mujer entre 40 y 59 años con hijos a su cargo.
Caritas atiende en Canarias una medida de 10.000 personas, “que se elevan a 25.000 cuando contamos a las familias que dependen de los atendidos directamente”. Se trata de una realidad que se ha cronificado en las islas, pues si bien este año han desaparecido de las listas de atención muchas personas “lo cierto es que siguen en situación de precariedad” aunque no de urgencia extrema, lo que no descarta que “vuelvan a caer en una situación grave”.
Estas altas cifras se deben a que, a pesar del crecimiento económico, “no hay redistribución de la riqueza”. Así, de las personas que atiende Cáritas, el 44,3% no tiene ningún tipo de ingreso, “ni posibilidad de tenerlo”. Además, junto con la carencia de empleo, ven vulnerado su derecho a una vivienda digna o a recibir atención sanitaria, lo que supone vulnerar “los tres derechos básicos para tener una vida digna”.
Suárez recuerda que la persona “no nace pobre, sino que la hemos empobrecido cuando no denunciamos estas realidades”. Por ese motivo, considera que tras la “Aporofobia” o miedo a la pobreza se esconde “el desconocimiento de la realidad de esas personas”. Así, “en la medida en que estamos a su lado vamos conociendo que son personas con dignidad a las que debemos respetar. Cuando hablamos de miedo hablamos de la inseguridad de nosotros mismos”.
Para Cáritas, no se trata tanto de medir la pobreza como de descubrir “cuándo una persona está excluida de la sociedad”. Esta situación se produce “cuando no participa de los espacio sociales, cuando no puede hacer frente a los gastos imprevistos, cuando sus niveles solo cubren necesidades básicas, cuando no puede tener educación y sanidad, ni una vivienda digna, ni para las necesidades de alimentación”.
Considera que no es tan desatinada la conocida como Tasa Arope (At Risk of Poverty and/or Exclusión), elaborada en el conjunto de la Unión Europea en el marco de la Estrategia 2020 y que arroja una cifra del 44,6% de pobreza en Canarias. Este criterio mide la situación de precariedad a partir de la carencia de coche o aparatos informáticos: “Cuando en una oferta de empleo te piden vehículo, pues el vehículo se convierte en la inclusión social”.
Cáritas no solo da atención a las carencias materiales, pues “no todas las personas tienen exigencias materiales, a veces solo necesitan que estés a su lado”. Cuando de necesidades materiales se trata “estamos al lado en la medida de nuestras posibilidades, tenemos esa obligación, pero no tenemos la varita mágica para resolver todos los problemas de exclusión. Las obligaciones las tienen las administraciones públicas”.
Asimismo, la organización no discrimina por creencias religiosas, como lo demuestra el hecho de que “el 16% de las personas atendidas son de otras confesiones religiosas. Cáritas es el hogar donde pueden tocar”.
A 2018, la responsable de Cáritas le pide “vida para poder seguir estando al lado de las personas que están excluidas de la sociedad”.