La Unidad de Rehabilitación Cardíaca del HUGC Doctor Negrín aplica un programa de dos meses al paciente cardiovascular que recupera su actividad normal.
La Unidad de Rehabilitación Cardíaca “es un programa multidisciplinar en que intervienen varios servicios”, ha explicado a El Espejo Canario el responsable de esta área en el Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín (HUGC), Néstor Gutiérrez, especialista en Medicina y Rehabilitación. Además de los profesionales de la cardiología y la rehabilitación, “es importante la participación de los fisioterapeutas, personal de enfermería y psicólogos”, señaló, ya que la Rehabilitación Cardíaca (RC) “abarca no sólo el aspecto físico del paciente”, sino que utiliza una serie de herramientas para que el paciente que ha sufrido una patología cardiaca se recupere “también en las esferas psíquica y social”.
Hasta el siglo pasado, el paciente infartado debía permanecer en cama pero “como en todo, a base de investigación”, la medicina ha subsanado “el error y ahora procura que empiece a moverse lo antes posible” para que “vuelvan a ser funcionalmente activos mucho antes”. En España, el auge de la Rehabilitación Cardiaca empezó en los años ochenta.
Los pacientes candidatos a recibir RC son los que padecen “infartos, insuficiencia e, incluso, trasplantes”. Los contraindicados, por su parte, “los que tienen aneurisma disecante de aorta, estenosis severa en el ventrículo izquierdo o determinadas condiciones anatómicas”, ya que se trata “de una actividad preventiva para que la patología no vuelva a ocurrir” y el paciente supere sus miedos e incertidumbres y recupere su actividad normal.
La coordinación entre las diferentes especialidades se establece, en el Dr. Negrín, “mediante un protocolo independientemente de cuál sea el médico que derive al paciente”, aclaró Gutiérrez, “pero siempre tiene que pasar por el cardiólogo” que es quien lo valora y realiza las pruebas pertinentes antes de incorporarlo al programa, que incluye charlas informativas sobre dietética y ejercicio físico regular y alcanza también a los familiares. El programa consta de tres fases: la de “ingreso hospitalario, la del programa (de dos meses de duración) y la de autonomía individual”.
“En la provincia de Las Palmas”, continuó el especialista, “hay dos unidades, en el Hospital Insular y en el Negrín”, aunque no tiene constancia de que las islas de Fuerteventura y Lanzarote dispongan todavía de alguna a día de hoy. Debido a que “la patología cardiaca es muy variada”, es también difícil establecer el porcentaje de éxito que se logra con el programa aunque sí se ha podido constatar “el descenso de la morbimortalidad”.
En cuanto a la posibilidad de padecer una patología cardiovascular según el sexo, especificó Néstor Gutiérrez, “hay un rango de edad en la que los hombres tienen mayor prevalencia de sufrir infartos (por el componente protector hormonal en la mujer) pero, a partir de los 60-65 años, se empieza a igualar”. El perfil del cardiópata “suele ser el varón de 52-65 años, con carga de estrés importante, sobrepeso, hipertensión o diabetes y fumador”, al que hay que añadir “el componente genético y otros factores externos”, alguno, como el perímetro de la zona abdominal donde se acumula la grasa, “es predictivo de una patología cardiovascular”.
Respecto a la extendida idea de que hombres y mujeres manifiestan síntomas diferentes ante un infarto, Gutiérrez aseguró que “no hay nada demostrado”, aunque no todos los pacientes presentan los característicos: “dolor torácico que asciende hacia el brazo izquierdo, sudoración, náuseas y vómitos”.