Elsa Guerra, arquitecta y urbanista, recalca que el urbanismo moderno debe pensar en la gran escala de la estructura y en la pequeña escala de la calidad de vida de los vecinos.
Guerra señala que en los últimos años, los expertos han venido dando muchas vueltas a la idea de cómo redefinir la ciudad y cómo construirla, alcanzando la conclusión de que los ejes de toda transformación deben ser encontrar nuevas formas de relación con la naturaleza y, al mismo tiempo, centrar todos los cambios en el bienestar de las personas que viven en la ciudad: “Este es el origen del urbanismo”. Asegura que la crisis sanitaria lo que ha hecho es acelerar la conciencia de la ciudadanía y de los representantes públicos sobre estos objetivos.
En el caso de Las Palmas de Gran Canaria, el plan Horizonte Verde trata de definir una estrategia que defina las actuaciones que van a realizar “y pensar siempre en las personas, con sus diferencias, sean mujeres u hombres de diferentes edades”.
Recuperar las azoteas
A este respecto, no se trata solo de pensar en las grandes infraestructuras, sino en cosas tan básicas como recuperar las azoteas como zonas de convivencia, lo cual, reconoce, “no es una propuesta fácil en edificios plurifamiliares”. Asimismo, aboga por recuperar los lugares de encuentro y de descanso, con servicios comunitarios que funcionen, y “eso sin pensar en otras modalidades de vivienda, donde hay abierto un amplio campo de experimentación”.
Recuperar el frente marítimo
Guerra no renuncia a la recuperación integral del frente marítimo de la ciudad, algo “esencial” que, sin embargo, no puede ser realizado a un mayor ritmo debido a las complejidades de los proyectos y las necesidades de inversión.