El director del Observatorio de la Inmigración de Tenerife valora como inapropiado el modelo de acogimiento "y es probable que algunos derechos se estén vulnerando".
El director del Observatorio de la Inmigración de Tenerife, Vicente Zapata, considera que si se permitiera a la ciudadanía involucrarse en la gestión de la llegada de inmigrantes, la respuesta sería más humanitaria que la que dispensan las administraciones.
A su juicio, los modelos de atención a la inmigración, incluida los de cooperación, están muy centralizados, por lo que aboga por abordarlos de una forma más horizontal, llevándolos incluso a nivel de barrio, en los cuales ya hay muchas experiencias interesantes. Considera que si algo positivo está dejando la actual crisis de la inmigración es, precisamente, la participación ciudadana en la respuesta y las muestras de solidaridad. Por el contrario, entiende que el modelo administrativo actual no es el más apropiado para acoger a las personas que llegan “y es probable que algunos derechos se estén vulnerando”.
Un observatorio con vocación regional
El Observatorio de la Inmigración de Tenerife nació en el año 2001 merced a un convenio del Cabildo y la Universidad de La Laguna para generar una estructura y atender el desarrollo de los movimientos migratorios y sus implicaciones en la isla, pero al no existir un organismo regional similar, se ha ido abriendo a abarcar el fenómeno en toda Canarias. Desde el año 2009 hace intervención directa a través del proyecto “Juntas en la misma dirección”. Se trata de actividades de divulgación, incluyendo contenidos para las policías locales y autonómicas, y la labor de difusión de ideas y debates a través de centros educativos y otros canales.
“Tránsito es tránsito”
Zapata señala que Canarias es un territorio de tránsito migratorio, al menos, desde 1994, momento a partir del cual hay constancia documental. Estima que estos fenómenos se seguirán desarrollando en el futuro “si no tenemos la capacidad de revertir las causas”. Señala que, en la crisis actual, existen paralelismos con la de 2006, como la precariedad y los conflictos en los países de origen, pero también las diferencias que marca el contexto de la pandemia de la covid-19 y la crisis socioeconómica asociada.
Llama a prestar atención al debate sobre el nuevo pacto europeo de migraciones y asilo, cuya vocación parece ser gestionar las fronteras, otorgando funciones de contención a los países fronterizos. Afirma que Canarias debe especializarse como región de tránsito, “pero el tránsito implica tránsito”. Considera que hay que pensar “muy bien” cómo se afronta esa gestión para no agravar más la situación: “Hay que buscar situaciones de paz, no de conflicto”.