Francisco J. Chavanel
El Gobierno de Canarias presentará hoy en Las Palmas capital un documento bajo el título: “Internacionalización de la economía canaria”. Lo hará el propio presidente, Fernando Clavijo, que no sé muy bien si se ha leído el texto o, sencillamente, lo que ha leído es una versión resumida y light de los casi 300 folios entregados por la consultora PriceWaterhouse. El informe, para que no haya duda alguna, está publicado en la web del gobierno desde ayer en un ejercicio de transparencia que raya el suicidio (a saber qué cabe presentar en público cuando ya has entregado el contenido “internacional” de la economía canaria a las redes sociales).
El informe es un disparo en el propio pie, impropio de este gobierno que anda, hasta ahora, con mucho cuidado para no pisar los callos del pleito insular. Pero lo cierto es que el documento ha costado un millón de euros, lo que no es cualquier cosa, y mete la pata hasta el fondo en cuestiones que consideramos fundamentales y que, esperábamos, que ya estuvieran superadas.
En ese documento hemos descubierto dos graves ocurrencias. Páginas 62 y 64. PriceWatehouse propone al Gobierno de Canarias -en la mañana de hoy sabremos si el Ejecutivo hace suyo esta parte del informe, cosa de la que dudo- que sólo debe haber en el Archipiélago una Autoridad Portuaria, bajo el control de la Consejería de Transportes.
Este debate no es nuevo. Ya lo sacó en su momento Adán Martín cosechando un fracaso descomunal. Lo más bonito que se le dijo es que era el presidente “de una parte de Canarias”. Es obvio que la consultora no tiene la menor idea de cómo funciona la economía isleña, de cuáles son las sensibilidades de cada una de las islas, de que con más centralismo no se arregla nada sino, al contrario, se diluye la sensación de que algún día se pueda construir algo parecido a una Región.
El Puerto de Las Palmas es uno de los grandes motores de la economía canaria. Está entre los cinco puertos más importantes del país y es el 70 de Europa. Presenta números de primer orden en tráfico de buques, reparaciones, contenedores, cruceros, etcétera. Es una bomba que ha ayudado a mantener viva la economía grancanaria en los tiempos duros de la crisis. Por el contrario, el Puerto de Santa Cruz de Tenerife no funciona. Ni correcta ni incorrectamente, sencillamente no funciona. Si tiene tráfico de cruceros es porque en ese tráfico también se unen como atraques Lanzarote y Gran Canaria; si tiene plataformas petrolíferas es porque en su mayoría han sido derivadas del puerto de Las Palmas. Muchos de los días del año la estampa que presenta el puerto tinerfeño es la de un lugar triste y solitario, con pocos buques en su entorno. Nada que ver con la imagen vivaracha y competitiva del Puerto de Las Palmas que, a veces, tiene auténticos problemas para ubicar los barcos que llegan a su orilla.
¿Alguien con la cabeza en su sitio puede promulgar una fusión bajo control político, cuando la mayoría de la economía grancanaria se concentra en torno al Puerto y al Turismo? Si lo que quiere Clavijo es darle votos a oportunistas desaprensivos como Antonio Morales es eso justamente lo que tiene que hacer. Perderá la batalla y se quedará solo. Tendrá como principales enemigos probablemente a aquellos que más le apoyan en Gran Canaria.
Por si fuera poco: la realidad que plantea PriceWaterhouse no existe. No existe una realidad insular centrada en Gran Canaria y en Tenerife. Lanzarote está pidiendo a gritos su independencia del Puerto de Las Palmas. La pide por tráfico y porque su economía es ahora mismo una lanzadera para otros proyectos más exigentes. El eje oriental está ahí: es una economía, la de Lanzarote y Fuerteventura, en pleno desarrollo, imparable por la geografía que posee, por el impulso de sus empresarios, y porque su demografía es siete u ocho veces inferior a las denominadas islas mayores, liviandad que le permite una mayor rapidez para lograr sus objetivos. Uno se pregunta cómo es posible que este concurso lo haya ganado una consultora que no conoce de lo que está hablando y que intenta presentar como soluciones válidas las que propone para territorios no fragmentados. El Gobierno de Canarias debiera de pedirle la devolución de ese millón de euros, que son una auténtica aberración, y negarle cualquier opción a opositor en concurso alguno en el futuro.
Lo que hace la consultora es llevar al Gobierno de Canarias al pleitismo más absoluto. Se supone que no hay que cambiar aquello que funciona bien. En este caso estaríamos ante un deterioro de la economía grancanaria y lanzaroteña en beneficio de una economía portuaria que no funciona, que es Tenerife. Imposible de aceptar.
Pero entre las páginas 62 y 64 todavía hay más ocurrencias. PriceWatehouse también propone una autoridad única en el transporte aéreo. Increíble. Todavía Canarias no ha logrado meterse en el consejo de administración de Aena y pretende fusionar todos los aeropuertos. En este supuesto también debería hablarse con Lanzarote y Fuerteventura, dos aeropuertos que dan beneficios todos los años, aparte del Reina Sofía en Tenerife y el de Gran Canaria. Entre los cuatro constituyen el 50% de los beneficios netos de la red nacional. Cuatro aeropuertos canarios valen tanto como 25 aeropuertos nacionales, que son la respuesta de un trabajo bien ejecutado en el campo turístico por cada uno de los cabildos (aquí sí que los cabildos merecen la excelencia). ¿Piensa PriceWaterhouse que puede fulminarse de una tacada las competencias de los cabildos y permanecer indemne? Mayor estupidez no cabe.
Y ahora viene el corolario de tanta desventura. En la página 298 del informe la famosa consultora esgrime que la doble insularidad se debe a los precios estrambóticos del puerto de Las Palmas. O sea, que el puerto que dirige Luis Ibarra es el causante de los altos precios de las distintas economías insulares, sobre todo, entiendo, en el campo de la alimentación. Al llegar a esa página pienso: “ojalá una balacera me lleve”, “ojalá entrase ahora un mejicano del cártel de Sinaloa y me introdujera doce tiros entre pecho y espalda”. Es impresionante el delirio que da un millón de euros. Para quedar bien, supongo. La cantidad de brutalidades que hay que escribir para justificar un precio tan arrogante como este.
Los precios del Puerto de Las Palmas no son precisamente razonables, estamos de acuerdo. Pero de ahí a concluir que son los responsables, los principales responsables, casi los únicos responsables, del desajuste existente en el comercio de todas las Islas, considerando cómo funciona la competencia entre hipermercados, los acuerdos bajo llave que no son vigilados por el tribunal de la competencia en cientos y miles de empresas cuyos actos influyen directamente en la subida de los precios, las subvenciones que se reciben para bajar justamente los precios y que luego se emplean para otras derivaciones…, es superficializar un asunto que tiene una de sus claves esenciales en el comportamiento del propio Gobierno en el REA y en el AIEM, patrocinando arbitrios, y privilegios, que destrozan la cesta de la compra de los ciudadanos.
Ha costado un millón de euros este informe castaña de PriceWatehouse. Lo que debiera presentarnos hoy el gobierno es a sus autores, que nos den sus nombres y apellidos para colgarnos en el palo mayor de un barco pirata.
Y si hoy el gobierno se retratara siguiendo las pautas de estos auténticos ignorantes que sepa que se va a meter en un callejón sin salida donde va a necesitar una plantilla de por lo menos 12.000 buzos para sacarlos de las aguas cenagosas en las que caerán.