Francisco J. Chavanel
1.- El poder de la seis familias: 3.500 millones de euros en 25 años
El Gobierno de Canarias -modelo CC- fue el fundador de “El Cártel del Plátano” en 1993, una todopoderosa organización que en nombre de las peculiaridades isleñas, la ultraperiferia, y todas las vainas que ustedes quieran, se convirtió en lobby oficial con una financiación anual de 140 millones de euros procedentes de fondos de la Unión Europea. Se trataba de proteger al enano frente al gigante, considerando como elefantes en este caso a los grandes trust americanos productores de bananas.
Estos cuentos son preciosos. El pequeño frente al enorme, David contra Goliat, Pulgarcito que domina la inteligencia del mundo desde su invisibilidad. Cuando hemos presenciado recientemente estas grandes picas de toneladas de plátanos arrojados a la basura para que no bajaran los precios, irremediablemente nos hemos tenido que preguntar: ¿somos tan pobres como decimos que somos? ¿Desde nuestra pobreza hay quien se está haciendo de oro gracias al poder extraordinario de las subvenciones? ¿De verdad que hay que defender a machamartillo el plátano canario cuando unos especuladores nos abochornan tirándolo a los vertederos mientras cientos de familias pasan auténtica hambre física? Al final: ¿qué es lo que nos pasa? ¿Basta que algo lleve el apellido de “canario” para bendecirlo, protegerlo, tatuarlo dentro de nuestras miserias, aunque nos olamos que ahí pasa algo muy serio, muy investigable, algo que de verdad huele a podrido?
El Cártel recibe el nombre de Asprocan, una organización que ha recibido 3.500 millones de euros en los últimos 25 años. Sus principales jefes son Leopoldo Cologan (Tenerife) y Félix Santiago (Gran Canaria). Son dos de los caudillos de seis familias, la mayoría ramificadas en la provincia occidental, La Palma y Tenerife sobre todo. La subvención de los 140 millones de euros anuales la reciben un total de 8.000 cosecheros, pero la mitad, 70 millones, se la quedan 300… 300, como los espartanos de las Termópilas; aquellos 300 luchaban por la libertad de su patria frente a la invasión persa, estos teóricamente luchan para que el plátano canario siga con vida frente la competencia, supuestamente desleal, de la banana americana.
¿En serio? ¿Hablamos en serio de que el cártel del plátano lucha de forma denodada contra la invasión de un producto que puede hundir nuestro maravilloso plátano?
2.- El Cártel comercializa la banana americana en el mercado peninsular
En la Unión Europea le han tomado la matrícula a “nuestra autenticidad”. Aquí están los datos: el plátano canario domina el 65% del mercado peninsular, el resto es para la banana. Pero, ¿qué pensarían ustedes si supieran que la comercialización de las dos grandes multinacionales del banano, Chiquita y Dole, la controlan las empresas Europlátano de La Palma y Coplaca de Tenerife? Bajo el anagrama de “maduración” y “distribución” dos de las seis familias del Cártel fomentan la competencia de nuestro producto “nacional” a cambio de una hermosa cantidad de dinero. Es aquello de si no puedes con tu enemigo únete a él. Por un lado nuestros amigos del Cártel le piden un soporte económico a Bruselas de 140 millones de euros bajo el argumentario de que estamos solos, de que no somos nadie, de que nada podemos contra el inmenso poder de las multinacionales; y, por el otro, ponen el cazo para cobrar las subvenciones europeas, y una magra cantidad procedente de sus odiados enemigos para introducirlos en el mismo mercado en el que están ellos… ¡Todo ello en nombre de la Autonomía, la independencia, los valores de la ultraperiferia, el valor de lo minúsculo frente a la globalización!
En paralelo observamos cómo año a año las picas aumentan, cómo las toneladas de plátanos que se lanzan a la basura se incrementan en una sociedad donde los ratios de exclusión social causan vergüenza ajena.
3.- El Gobierno amenazó con una Auditoría
Pero de repente ha pasado algo. El Gobierno de Canarias, que todos los meses viaja a Bruselas para intentar aumentar nuestra ficha financiera, ha recibido serias quejas sobre este proceder “mafioso”. Y Fernando Clavijo, presidente, ha tomado nota.
Es la primera vez que un Gobierno de Canarias reúne a las seis familias, les lanza un órdago y les obliga a firmar un documento de compromiso bajo la amenaza de “o cumplen lo rubricado o sencillamente pierden nuestro apoyo”. No lo hizo ni Hermoso ni Román ni Adán Martín ni Paulino Rivero. Todos claudicaron ante el Cártel. Ni se atrevieron a levantarles la voz. Clavijo, a su manera, como si estuviera de paso, va imponiendo su letanía. A los Kiessling les está forzando a cumplir con la legalidad en el Acuario de Las Palmas de Gran Canaria, cosa a lo que no estaban acostumbrados, y a los plataneros les presionó para firmar un documento revisable cada seis meses -es decir, dos veces al año pasarán un examen del gobierno-, donde queda claro que las picas se rebajarán ostensiblemente, o, en caso contrario, el Ejecutivo pondría en marcha una Auditoría con el objeto de conocer qué es lo que pasa en la sala de máquinas del Cártel.
Es obvio que si el Gobierno hiciese una Auditoría de Asprocan, y de las seis familias esenciales, se descubrirían cosas ruborizantes sobre lo que se hace en esa casa. Probablemente sabríamos que no todo el dinero se utiliza para fomentar el plátano canario, sino para pagar servicios de carácter supuestamente irregular, como por ejemplo la publicidad millonaria entregada a una ¡empresa valenciana!, o los dineros que terminan en intermediarios cuyo cometido es callar bocas, o los mismos contratos citados con las multinacionales norteamericanas.
El Cártel ha firmado un documento que el Gobierno no ha firmado -muy inteligente- que los compromete a una trasparencia para la que no han nacido. Clavijo demuestra que es un fenómeno a la hora de conseguir enemigos, peso eso es precisamente lo que habla bien de él. No se intimida ante los grandes lobbys ni de la comunicación ni empresariales ni políticos. Va a su aire y lo que quiere, justamente, es un aire cada vez más limpio. Pasito a pasito va colocando a cada uno en su sitio. Lo del Cártel del plátano es un hallazgo. Ya era hora de que alguien les plantara cara a estos atletas de la subvención que viven una golosa existencia a costa de su victimización. Es la primera vez. Es historia. Es asombroso dentro de Coalición Canaria. Por eso lo retratamos como lo que es: un k8; el Gobierno de Canarias ha puesto firme a uno de los grupos de presión más tenebrosos, y más ricos, que existen en las islas. Canarias7 y Diario de Avisos ya saben que no están solos.