Francisco J. Chavanel
Los arquitectos de lo sublime toman el dinero y corren
Ya les conté a ustedes el contenido de la carta que le envié a Juan Francisco García González, accionista de referencia de Canarias7 y de Videoreport, hace dos años y medio. Nos separamos por la televisión, por su actitud dictatorial y caciquil con la formación del Consejo Rector, puesto en marcha por su hoy asesor Paulino Rivero con el ánimo evidente de que siguiera ganando el concurso de 144 millones de euros por siete años,y así hasta la eternidad, hasta que se le cruzó en el camino José Manuel Soria y sus deseos de colocar a García en su sitio después de tantos años de colaboración conjunta, amistad, y lo que ustedes se imaginan. También se le cruzó Clavijo, que le ganó inesperadamente las elecciones a Rivero en el seno nacionalista, ejemplo de político inexperto que, sin embargo, no suele impresionarse ante las impunidades de los que se consideran arquitectos de lo sublime.
García no quería en ese Consejo Rector a Juan Santana ni de coña, ni tampoco se fiaba de la procedencia del director, Santiago Negrín, profesional que venía de la Ser y de las proximidades de Francisco Pomares, Lourdes Santana y, por añadidura, de Editorial Prensa Ibérica. En realidad lo que pretendía García era controlar a los cinco miembros del consejo para asegurarse la pasta de los 144 millones por el sostén de los Informativos. Cuando tuve pruebas de que García presionó desde su posición privada al ente público, consiguiendo la dimisión en ese consejo de Paco Moreno -lo que hoy hubiera supuesto una solución extraordinaria a la situación de parálisis que sufre la televisión autonómica- le remití la carta y me fui educadamente, permitiéndole que protagonizara en el final una de sus cómicas estrategias de “aquí el que manda soy yo”… No tengo dudas al respecto, ni nadie puede tenerlas. Lo saben en medio planeta. Lo sabe, sobre todo, aquel grupo atomizado de accionistas que inició la andadura de Canarias7 en 1982, que con el tiempo han contemplado como la promesa del antiguo director de La Caja de Canarias de combatir en el kiosko a “La Provincia”, mediante un colosal acuerdo social que no permitiera mayorías ni control por parte de lobby alguno, se transformó en una maquiavélica prostitución de los compromisos originales hasta estar hoy ese periódico en manos de una sola (y dividida) familia.
Estamos asistiendo en el Archipiélago a una de las aberraciones periodísticas más lamentables que hayamos vivido jamás. Raro es el día en que el Gobierno legítimo de Canarias no reciba una rociada de mentiras, descalificaciones, manipulaciones, amenazas e insultos, porque CC se niega a prescindir de Santiago Negrín al frente del Consejo Rector. Y no sólo se ataca al Gobierno, a CC, y a todas sus decisiones: el alcance de la furia, de la desesperación, y del ruido, llega al mismo centro de la clase política canaria, zarandeada en su dignidad como pocas veces he visto a lo largo de mi trayectoria profesional en medio de un silencio elocuente.
Negrín, que depende del Parlamento de Canarias, pudo ser removido desde hace dos años. Ese preciso instante en el que dimitieron Marian Álvarez y María José Bravo era perfecto. Las dos consejeras se fueron, prácticamente, con lágrimas en los ojos después de haber sido ninguneadas de todos los modos posibles por un Negrín obtuso, oscurantista, que no coordinaba ni pactaba nada, que daba la impresión de no estar a la altura de las circunstancias. Los informes de Álvarez y de Bravo aún leídos en el día de hoy resultan contundentes. Ahí figuran decenas de razones para prescindir de Negrín.
Pero sus señorías no estaban ocupados en el asunto porque El Sebadal tampoco lo estaba. García y su ejército estaban pactando con el Gobierno programas ajenos a los informativos -para seguir sumando a los 20 millones de euros anuales que solían recibir de los presupuestos de la Comunidad-, o intentando quebrantar al propio Ejecutivo en un ejercicio de dominación por el que pensaban que el presidente Clavijo terminaría genuflexo. La sorpresa fue que Clavijo se negó a participar en la comedia del sometimiento que le proponía García… O te sometes o te echo del Gobierno. O te sometes o te saco otro “caso Corredor”. O te sometes o te trituro todos los días desde los cañones de “mi” periódico.
Uno flipa en colores cuando advierte del precipicio moral en el que ha devenido García. Y su falta de sintonía con lo que realmente sucede. Su periódico difícilmente supera la media de los 5.000 ejemplares diarios. Vende muy poco, influye cada vez menos en la sociedad, y sigue cayendo hasta su segura desaparición en un corto espacio de tiempo. Los magros beneficios que dio Canarias7 terminaron. No hay nada que rascar ahí. El negocio es Videoreport; ganar el concurso cuyo vencimiento es el 30 de junio de 2018 es lo único que garantiza que tanta codicia pueda quedar colmada con 20-25 millones de euros de ganancias netas en el plazo de siete años. No puede ser extraño que lo único que le preocupe a un banquero de formación sea la pasta y que el periodismo sea un medio para conquistar lo único que le interesa a través de sicarios y extorsiones. Uno mira hacia atrás y no puede evitar la náusea.
La clase política olvida que se debe a los ciudadanos
Pero por poco que venda Canarias7 la clase política, en general, todavía teme al viejo cacique. Le tiene miedo y se postra ante él como sucediera en los días tortuosos de La Caja. A Román Rodríguez habría que considerarlo empleado del año por su entrega y su falta de coherencia (habría que recordarle que el concurso que ganó García con Rivero lo cuestionó públicamente por poco ejemplar y por hallarse en él muchos “elementos oscuros”; y tanto: Rivero anuló el concurso primero y luego lanzó otro negociado y con publicidad que se adaptó perfectamente como un guante a lo que proponía Videoreport).
Asier Antona, que ha entrado por la puerta grande del PP con el apoyo particularizado de Soria, está dejando en ridículo las políticas de su antiguo jefe: parece que suspirara por García, le compra la moto de la supuesta ilegalidad del concurso impulsado por Negrín, confía en quitarlo para poner a un hombre suyo (Alberto Padrón), hace el trabajo sucio que le interesa a El Sebadal…, aunque yo mantengo la teoría que, por insólito que pueda imaginarse, lo que le pone de verdad a Antona es darle leña sin tino a Coalición Canaria. Ya que Madrid le impide una moción de censura que estaba apalabrada con Patricia Hernández, al menos que sufran, al menos que se enteren de que ya les queda poco en el poder, que en las próximas elecciones se acabará el cuento de CC en este Archipiélago, que después de 25 años en el trono será el PP el que los desaloje haya que pactar con quien sea… Cierto es que Antona recibe llamadas casi a diario de la capital invitándole a que deponga su actitud beligerante con un socio del Gobierno central, no sea que haya que lamentar heridas con Rajoy, pero de momento el actual líder del PP no cede y su muleta es el citado Román Rodríguez, presidente de NC, también socio de Madrid de momento. En cualquier caso: una cosa es fustigar a CC y otra ser soldado de García en este tenebroso viaje. Parece que Antona no entiende la diferencia. Yo le digo que está en un avispero donde el PP no ganará nada, salvo descrédito.
Y luego está Ángel Víctor Torres, el hombre que se “equivocó” ganándole a Patricia Hernández. Ayer mismo artículo de Manuel Mederos en Canarias7: “El socialismo canario y su cambio de rumbo”. Artículo firmado por un hasta hace poco empleado de Videoreport. De la misma forma en que se comprueba la existencia de puertas giratorias en la clase política, aquí pasa exactamente lo mismo. ¿De qué se trata? De amilanar a Ángel Víctor Torres, de hacer torcer su opinión sobre “El Avispero Canarias7”. El día 13 se reúne la Ejecutiva del PSOE para tomar su decisión en torno a la TVA. Lo que le interesa a García es que cuatro partidos políticos (más de 36 votos gracias a la suma de PP, PSOE, Nueva Canarias y Podemos) tumben a Negrín. Cargarse a Negrín significa poner en su lugar a Padrón (propuesto por el PP). A partir de ese instante gracias a la ley diseñada por Paulino Rivero es Padrón “el dueño” del concurso. Esas reglas que para Canarias7 hoy no valen, porque le perjudican, serán las mismas que utilizarán en su beneficio en el supuesto de que el golpe triunfe. Padrón podrá parar el concurso total o parcialmente, y podrá entregárselo por la cara a Videoreport y a García. No me gustaría que un político joven y con principios como Antona enterrara su carrera antes de comenzarla.
(Por cierto: Videoreport sigue sin informar a sus lectores, y a la clase política a la que intenta adiestrar, que hace dos semanas acudió a la Sala de lo Contencioso para buscar allí la razón que aseguran tener. Es el camino lógico y prudente. Lo que no es tan lógico y prudente es no comunicarlo y, sobre todo, seguir agitando la bandera de la extorsión para alterar el concurso de los informativos.)
Pues bien: Mederos procura poner entre la espada y la pared a Torres recordándole que ha irritado a los seguidores de su añorada Patricia Hernández o de Juan Fernando López Aguilar. ¡Cómo si esta cuestión le preocupase mucho!… Más grave es el artículo también publicado ayer por parte del director del periódico, Francisco Suárez Álamo, con el título “Coalición es feliz con Torres”. Suárez Álamo -cosa que nunca se detalla a los lectores- es también consejero de Inforcasa, la empresa madre de Canarias7, y de Videoreport. O sea, que forma parte del entramado desde todas las posiciones. Más parcial no se puede ser. Su artículo, al igual que el de Mederos, habría que tratarlo de inútil puesto que peca de falta de verdad y de una mínima neutralidad. El director de Canarias7 no es inocente de nada ni actúa en defensa de verdad alguna. Ha pisado y cruzado todas las líneas rojas existentes en la profesión. Sinceramente, amigo, no vale la pena. Lo que defiendes no vale la pena.
Suárez Álamo presiona directamente, no disimula. Después de analizar los cambios producidos en el PSOE desde la llegada de Torres mete los dientes donde realmente le interesa: los 144 millones de euros y el concursito de la TVA. Le recrimina que haya dado su palabra para el golpe contra Negrín y que luego no haya cumplido con las reglas de los conspiradores. Lo coloca al lado de Clavijo, lo que para Canarias7 supone colocarlo al lado de su bestia negra, y de la de Román y Paulino, y agita las aguas en un chantaje de libro para que Torres salga derrotado en la Ejecutiva del día 13, de modo que “el golpe” salga a plena satisfacción. Torres es un hombre sensato, que se piensa mucho las cosas y, desde luego, no está acostumbrado a este tipo de difamaciones. En este asunto le cae encima Antonio Morales, el citado García, Román, incluso Manuel Fajardo desde Lanzarote. Lo están moviendo todo, como adictos que son a los juegos macabros, para forzar su voluntad. Torres no quiere irse al monte ni dinamitar los puentes con CC, vinculados ambas siglas en cuatro cabildos y casi 30 ayuntamientos. Fue eso lo que le dio la victoria interna en el PSOE. Si pierde la centralidad y enloquece por servir los intereses de una empresa privada, seguramente perderá igualmente la credibilidad entre los suyos. Si lo piensa bien no tiene salida.
De modo que debe quedar muy claro que esta clase política gandula y despótica no fulminó a Negrín cuando no le convenía a García González. Obedecieron espontáneamente. Cuando Canarias7 entendió que no lograría con sus actitudes “mafiosas” doblegar al presidente Clavijo, se lanzaron como posesos a tratar lo mismo con PP y PSOE (no hacía falta que lo intentara con Nueva Canarias, ya que se protegen mutuamente por la gentileza financiera de Morales desde el Cabildo), con un bingo inesperado en la figura de Antona, y una colaboración sorprendente de Podemos, que empieza a pensar que tal vez le han engañado en cuanto al último propósito. Me explico: el objetivo ya no es liquidar a Negrín para mejorar la tele. El objetivo es entregar 144 millones de euros de los recursos públicos a un cacique sin escrúpulos que malgobierna un emporio, en la senda de la desaparición, totalmente privado. A eso se le llama transferencia de los recursos públicos a un empresario privado. No sé cómo aguantarán esto los votantes de PP, NC y Podemos. La TVA por no tener no tiene siquiera Mandato Marco, una obligación del Parlamento para conocer sobre qué raíles se asienta el Ente. De eso, de mejorar las prestaciones del servicio, no se han preocupado en absoluto, pero para ponerse a las órdenes de quien controló a capricho cientos de miles de cuentas de los ahorradores y de empresarios canarios durante más de dos décadas, algunos tardaron muy poco.
¿A qué espera el Parlamento para rechazar que lo manipulen y apostar por una televisión con unos informativos completamente públicos?
A grandes males grandes remedios. Hay una forma para evitar este espectáculo que, supongo, a todos denigra. Apostar claramente por unos informativos públicos. Se evitaría el cierre de un centro que Canarias necesita para cohesionarla y ofrecer trabajo a centenares de profesionales, y así se evitarían los chantajes de los grandes trust periodísticos que cada vez que se convoca un concurso tan suculento disparan con balas de matar prestigios y carreras, aunque jamás hemos presenciado algo similar a lo de ahora.
Sería importante que todos los partidos políticos, sin excepción alguna, se comprometieran con la opinión pública y con la ciudadanía a no hacerle el caldo gordo a ningún grupo de comunicación, y menos cuando la extorsión es su método de trabajo. Esa no puede ser una opción en ningún caso. Arrodillarse no es una opción. Colaborar con la golfada no es una opción. Sustraer dinero público para regalársela a un amigo privado es una vergüenza además de un delito.
Es muy sencillo. Los parlamentarios, según la Ley Rivero, son los amos auténticos de la TVA. De la misma forma en que se ponen de acuerdo en cinco minutos para resolver sus respectivos sueldos y dietas, comprométanse nuestros representantes en salvaguardar por encima de todo lo demás los intereses generales, y recuperen una televisión absolutamente pública.
Y que no nos vengan con el cuento de que eso necesitaría una cantidad adicional de unos 40 millones de euros al año. Es mejor eso que no tener nada. La TVA sólo tiene 27 empleados y ni una cámara que sea suya. No tiene ni una cámara ni un edificio ni personal, ni nada de nada. Después de haber colocado en el mercado la magra cifra de 900 millones de euros el negocio lo han hecho dos empresas privadas a costa de los impuestos de todos. ¿Es esto defendible? ¿Es defendible la falta de dignidad de una clase política que no explota ante tamaña iniquidad?