La vicepresidenta del Parlamento de Canarias defiende la ventaja de haber sido alcaldesa a la hora de entender la dimensión social de los problemas políticos.
La vicepresidenta del Parlamento de Canarias, Ana Oramas, defiende la ventaja de haber sido alcaldesa antes que diputada a la hora de entender la dimensión social de los problemas políticos.
Asegura que los políticos que han sido alcaldes tienen «una empatía» con la gente que no tienen los que han llegado directamente a la política nacional. A este respecto, señala que el paro no es una estadística, como no lo es la vivienda, porque son problemas que tienen rostro: «Son personas que te llevas a tu casa».
Los aspectos más personales de la política
Oramas hace, en esta entrevista, un amplio repaso de su actividad política, poniendo el acento en los aspectos más personales. Asegura que ahora está en «otra etapa» de su vida, después de haber pasado por el Ayuntamiento de La Laguna y el Congreso de los Diputados.
Destaca sus buenas relaciones con políticos de todo el espectro político, incluido los socialistas Patricia Hernández, Ricardo Pérez, Gustavo Matos o Jerónimo Saavedra, con el cual disfrutó del primer baile el día de su boda. Tiene un especial recuerdo para Adán Martín, su «gran amigo» y, a su juicio, una de las personas que más ha hecho por Canarias-
«Un chico guapito»
Asimismo, recuerda su participación en una tertulia de Radio Nacional de España con «un chico guapito» llamado Pedro Sánchez, que entonces era concejal del PSOE de Madrid y que, después, entró en el Congreso porque corrió tres puestos la lista de su partido: «Esa persona soberbia que miente no es la que yo conocí».
Vox «se tira al monte»
Oramas tiene palabras muy críticas con Vox, de los que dice que este miércoles «se tiraron al monte» en materia migratoria, para hacer méritos por la presencia en la tribuna de invitados de algunos de los dirigentes nacionales, entre ellos, el «más vomitivo», en referencia a Juan García Gallardo.
Reprocha al partido de Santiago Abascal que la trate de «presidente», cuando a las mujeres les ha costado tanto llegar al Parlamento.