El taxista que denunció a los floteros, Expedito Suárez, afirma haber recibido amenazas, ante las cuales "la fiscalía no hace absolutamente nada".
Estos hechos, que define como “insultos, vejaciones, amenazas de muerte” e incluso gestos provocadores de carácter sexual, le han obligado “a abandonar la asociación que presidía” y a proteger a su familia.
Suárez, quien afirma tener pruebas grabadas de las amenazas, denunció que la Fiscalía ni siquiera le ha llamado a declarar, impidiendo su derecho a “rebatir a la cara” las versiones de sus adversarios.