Vicente Soler, vulcanólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, afirma que no hay magma fresco en el entorno de la erupción.
Indica que desde hace doce días ha cesado la sismicidad en profundidad, “lo cual nos lleva a pensar que no hay un proceso de realimentación”. Informa que no se ha producido más lava desde que, el pasado lunes, el volcán “se despidió” con la proyección de muchas explosiones, tras las cuales cesó el tremor, situándose en niveles anteriores a la erupción: “Por tanto, podemos decir que no hay magma que esté ascendiendo”. A esto se suma que este miércoles cayeron las cifras de CO2, “lo que nos lleva a pensar que no hay magma fresco en el entorno del volcán”.
Señala que si bien los parones eruptivos pueden suceder, estos son más frecuentes en la primera parte de erupciones, “pero por el ciclo de este volcán de 431 años, todos los datos hacen pensar que es el fin”.