La huelga del transporte en Las Palmas es una cuestión de «dignidad y respeto»

Concentración de trabajadores del transporte en Las Palmas de Gran Canaria | Foto: CCOO

Concentración de trabajadores del transporte en Las Palmas de Gran Canaria | Foto: CCOO

Juan Miguel Suárez, portavoz de FSC-CCOO, recuerda que tienen los salarios congelados desde el año 2007 y sufren jornadas laborales «eternas».

Juan Miguel Suárez, portavoz de la Federación de Servicios a la Ciudadanía de Comisiones Obreras Canarias (FSC-CCOO), califica la huelga en el transporte discrecional y de mercancías de la provincia de Las Palmas como una cuestión de «dignidad y respeto» por el derecho de los trabajadores de ambos sectores. Recuerda que tienen los salarios congelados desde el año 2007 y sufren jornadas laborales «eternas».

Señala que llevan dieciséis años negociando la renovación del convenio colectivo del sector con la Federación de Empresarios del Transporte en un trámite «muy complicado» por el bloqueo de la patronal a atender las reivindicaciones de los trabajadores: «No vivimos en la selva, sino en un Estado Social de Derecho».

«Ahorrarse unas perrillas»

Indica que no es ningún plato de gusto organizar una huelga, porque «lo más sencillo es alcanzar acuerdos, en vez de dedicarse a poner la pierna encima a los trabajadores», como, a su juicio, ocurre en este caso, en el que se dan condiciones de trabajo muy penosas, con jornadas laborales eternas y esas «medias jornadas de doce horas» con los salarios del año 2007.

«Los trabajadores salen de casa cuando sus hijos están durmiendo y llegan a casa cuando están durmiendo. Para llevar un sueldo a casa no se puede llegar a este extremo», apunta, al tiempo que indica que, además, se está pagando por debajo de la mesa, «para ahorrarse unas perrillas», mientras los trabajadores pierden cotizaciones a la Seguridad Social.

Criminalizar a los sindicatos 

Sobre la marcha en el primer día de huelga, Suárez indica que los trabajadores estaban en cierta «situación de letargo», pero ahora están despertando poco a poco: «Si los empresarios quieren radicalizar la situación, pues haremos más ruido y entonces así podrán criminalizar a los sindicatos, que parece que es lo que desean».