El presidente de la Autoridad Portuaria de Las Palmas se abre a la colaboración con el puerto de Granadilla y Santa Cruz de Tenerife.
El presidente de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, Luis Ibarra, considera que el desarrollo de la energía eólica marina requerirá pensar en los puertos en términos de región, porque el espacio disponible es desigual entre las distintas islas.
Ibarra recuerda que el Puerto de Las Palmas está ubicado en una pequeña isla y constituye “un caso casi único a nivel mundial”. Además, es un puerto claramente exportador, que trabaja en competitividad a nivel mundial. Eso ha hecho que el puerto ya no pueda crecer mucho más, por lo que es preciso aprovechar el escaso terreno disponible.
Así, considera que en cuatro o cinco años el puerto de Las Palmas podría no tener ya espacio para el desarrollo de la energía eólica marina, por lo que es preciso comenzar empezar a pensar “como Canarias”, complementando los servicios con puertos como los de Granadilla y el puerto de Santa Cruz de Tenerife.
Una apuesta decidida ante el cambio climático
Ibarra considera que, en cualquier caso, se trata de una oportunidad que no se puede perder, porque se prevé un desarrollo “tremendo” de esa energía, pues un molino en el mar genera tres veces más que uno en tierra. Por ese motivo, la Autoridad Portuaria ha decidido iniciar el proceso con un espacio inicial de 80.000 metros cuadrados que podría llegar a los 200.000, que por el momento parecen suficientes para el ensamblaje de los molinos: “Es una apuesta decidida ante el cambio climático”.
Indica que el concurso para la adjudicación de este espacio estará resuelto en el primer trimestre de este año e Ibarra considera que el proyecto adjudicatario tendrá que estar liderado por una empresa multinacional, que podrá contar con las empresas canarias para los trabajos complementarios. Recuerda que, a partir de la resolución de este concurso, la Autoridad Portuaria tendrá que realizar una importante inversión en infraestructuras.
Salud financiera del puerto
Ibarra señala que la Autoridad Portuaria de Las Palmas goza hoy de buena salud financiera, a pesar del dinero perdido durante los años en que la institución estuvo bajo el control del Partido Popular. Recuerda que en el año 2011, cuando asumió la presidencia del Puerto, este tenía un millón y medio de euros en tesorería, una cantidad que apenas llegaba para pagar la nómina de un mes. Pero generando un equipo profesional en la administración, Ibarra señala que ahora están a punto de llegar a los cien millones de euros de tesorería y con poca deuda.
Considera que uno de los mayores errores del Puerto fue la ampliación del dique Reina Sofía, que contaba con fondos europeos, pero se decidió hacer el proyecto a la mitad. En la operación se perdieron cerca de 50 millones de euros.
En el año 2004, el entonces presidente de la Autoridad Portuaria, José Manuel Arnáiz, decidió recurrir a la financiación privada del Banco de Santander, vinculado a un swap cuyos intereses se calculaban en función de la rentabilidad, lo que supuso una importante pérdida para la Autoridad Portuaria. Ahora, la Abogacía del Estado considera que cabe recurso de casación ante el Tribunal Supremo, con el que Ibarra espera poder recuperar los 20 millones de dinero público perdidos en la operación.
Ibarra considera que la gestión del PP fue “absolutamente lamentable”, llegando a “esquilmar” durante años los recursos públicos, perdiendo 70 millones de euros en unos pocos días por la operación del dique Reina Sofía.
Vuelta de la flota rusa
El presidente de la Autoridad Portuaria no descarta la vuelta de la flota rusa al puerto de Las Palmas. Señala la importancia específica de unos barcos pesqueros que están faenando en la costa africana, con capturas que no se destinan al consumo africano, debido a las sanciones impuestas por la guerra ruso-ucraniana.
Ibarra considera que la sequía y la falta de proteínas están poniendo en riesgo a muchos países africanos, “y habría que hacer una excepción por cuestiones humanitarias”. No obstante, es algo que tendrá que autorizar la Unión Europea, porque “no es lógico que esos países no puedan nutrirse del consumo de estos productos de origen marino”.