Joaquín Nieto, maestro y director, recuerda el talante colaborador del inspector de educación recientemente fallecido.
Joaquín Nieto, maestro y director, recuerda al inspector de educación, Manuel Chavanel Seoane, recientemente fallecido. Lo define como “una persona con la que era difícil enfadarse”.
Rememora la anécdota de cuando, siendo director del centro José Tejera en los años ochenta, se estaba pasando una mala racha por las bajas del profesorado, y entonces apareció el profesor sustituto, que era Chavanel Seoane: “Me cogió de mal talante y le pregunté si esas eran horas de venir. No me contestó, solo me sonrió”.
“Un trabajador incansable y una persona ejemplar”
Señala que, con el tiempo, entendió que esa sonrisa era su forma de relación con las personas, para “atraerlas a su red” nucleada en torno a “una persona capaz de entregarse”. Afirma que, a los pocos días, ya estaba involucrado en la actividad del centro: “Era un trabajador incansable y una persona ejemplar”.