Mari Carmen Bonfante, presidenta de la asociación cáncer de mama de Tenerife (Ámate), pide al Servicio Canario de Salud que tome conciencia del problema y se ponga a resolverlo.
La presidenta de la asociación Cáncer de Mama de Tenerife (Ámate), Mari Carmen Bonfante, denuncia las largas listas de espera que sufren las pacientes en Canarias, algo que ha puesto de relieve recientemente el Instituto Nacional de Estadística al señalarlas como las más altas de España.
Hasta cuatro meses de espera
Bonfante indica que la forma de evaluar las listas de espera es muy diferente cuando lo hace el Servicio Canario de Salud (SCS) y lo que experimentan las pacientes. Señala que el sistema solo valora el tiempo transcurrido entre el momento en que se diagnostica y en el que se produce la intervención, alcanzando los dos meses, pero en la realidad ese tiempo se puede duplicar.
Así, según señalan las pacientes asociadas en Ámate, desde que extraen el tumor para su análisis, hasta que se recibe el diagnóstico e indican el tratamiento, puede transcurrir un mes, al que se suma el tiempo que se ha tenido que esperar por la intervención y el que habrá que esperar para el inicio de la radioterapia o la quimioterapia.
Diferencias según lugar de residencia
A este respecto, Bonfante indica que un buen servicio, como el de la campaña de screening para detectar de forma precoz el cáncer de mama, se ve empañado por los cuatro meses de espera para iniciar el tratamiento.
Lo que pueden al SCS es que acorten el tiempo, “que no haya que esperar un mes entre que se hace una biopsia y se comienza el tratamiento”, algo que, además, varía según el complejo hospitalario. Así, indica que el Hospital Universitario de Canarias (HUC) y el de La Candelaria son “dos mundos aparte” que no colaboran entre ellos. En el HUC, los tiempos siempre son más cortos, lo que implica que unas personas obtengan sus resultados más tarde o más temprano dependiendo de dónde vivan.
Quimioterapia en el sur de Tenerife
Asimismo, señala que el sur de la isla, con 380.000 residentes, no dispone de un hospital en el que se pueda recibir quimioterapia, lo que obliga a las personas a desplazarse a la zona metropolitana, y esperar allí horas hasta retornar al lugar de origen.