Antonio Fernández, director del IUSA, afirma que son precisas las medidas para evitar que las islas dejen de ser un lugar privilegiado para los avistamientos.
Cada año se producen en Canarias entre cincuenta y sesenta varamientos de cetáceos, un tercio de los cuales se deben a la actividad humana, como la colisión con los barcos o los contaminantes, y el resto a causas naturales, como las enfermedades de los propios animales.
Según señala el director del Instituto Universitario de Sanidad Animal y Seguridad Alimentaria (IUSA), Antonio Fernández, el centro viene trabajando en el estudio de aquellas actividades que afectan a las condiciones de vida de estos animales, proponiendo medidas para evitarlas o, al menos, mitigarla. Así, se han dispuesto medios tecnológicos para que los barcos puedan detectar a los cetáceos, al tiempo que se ha propuesto reducir la velocidad de las embarcaciones.
Investigación y política
Afirma que no solo son necesarias las investigaciones, sino también que se acompañen de medidas políticas, como sucedió cuando se descubrió que las maniobras militares afectaban a los animales y el caso llegó al Parlamento Europeo. Así, desde el 2004 existe una moratoria en Canarias para las maniobras militares en el mar, convirtiéndose así en una referencia para todo el mundo.
Un lugar privilegiado
En las islas existen unas treinta especies de cetáceos, convirtiéndose así en uno de los lugares más privilegiados del mundo para su avistamiento. Para Fernández, es importante tomar medidas para no acabar con una de las “gallinas con huevos de oro”.